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Editorial del Programa ECOS del día 18 y 20 de Junio de 2009

 

500 años después: el saqueo y los engaños

 

Leemos en estos días que hay una tribu llamada tembé-ténetehar que va a firmar un contrato para la venta de créditos de carbono que, dicen, les ayudará a preservar la flora y obtener grandes ingresos. La reserva del Alto Río Guamá, tiene 279.000 hectáreas y está en el estado de Pará, Brasil. Allí la empresa estadounidense C-Trade les propuso a los indios ingresos por medio millón de dólares al año.
¿Qué tienen que hacer los indios? preservar la flora dentro de su reserva.
¿Qué tiene que hacer C-Trade, empresa que se dedica al tratamiento de aguas residuales? contabilizar como propia la contención de emisiones de gases contaminantes.
Como Brasil es signatario del Protocolo de Kioto que estableció el mercado de créditos de carbono, este tipo de canjes es lícito hacerlo.

Detengámonos un poco en este hecho.
Es una tribu pequeña, en medio de la jungla, que de hecho no pudo asistir a la firma del acuerdo por fuertes lluvias que castigaron la región y no les permitieron salir de su aldea, a unos 200 kilómetros de la capital del estado de Pará.

La tribu, que no lee ni escribe, irá a la capital a poner una cruz en un papel.

La tribu, recibirá dinero –eso dicen- en medio de la selva.

¿Quién auditará a C-Trade?

 

Al igual que hace 500 años, hoy le toca sufrir el engaño a la tribu Tembé-ténetehar

 

Déjenme leerle a don Eduardo Galeano.

“Potosí, Guanajuato y Zacatecas comían indios. Ouro Preto comía negros. En suelo español, rebotaba la plata que venía del trabajo forzado de los indios de América. En Sevilla, la plata estaba de paso. Iba a parar a la panza de los banqueros flamencos, alemanes y genoveses, y de los mercaderes florentinos, ingleses y franceses que tenían hipotecada la corona española y todos sus ingresos.
Sin la plata de Bolivia y de México, puente de plata que atravesó el mar, ¿habría podido Europa ser Europa?
En suelo portugués, rebotaba el oro que venía del trabajo esclavo en Brasil. En Lisboa, el oro estaba de paso. Iba a parar a la panza de los banqueros y los mercaderes británicos, acreedores del reino, que tenían hipotecada la corona portuguesa y todos sus ingresos.
Sin el oro de Brasil, puente de oro que atravesó el mar, ¿habría sido posible la revolución industrial en Inglaterra?
Y sin la compra y venta de negros, ¿Habría sido Liverpool el puerto más importante del mundo y la empresa Lloyd`s la reina de los seguros?
Sin los capitales del tráfico negrero, ¿quién hubiera financiado la máquina de vapor de James Watt? ¿en qué hornos se hubieran fabricado los cañones de George Washington?