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Editorial del Programa ECOS del día 19 de Mayo de 2012

 

La raza humana aprenderá de sus errores? Habrá segunda chance?

 

 

Quiero compartir con ustedes un texto del amigo Ricardo Nataliccio, de Ecoportal:

“Los seres humanos cada vez vivimos en espacios más reducidos, más alejados del contacto con la naturaleza. Hemos estado limitando el tamaño de los lugares por los que transcurre la mayor parte de nuestras vidas y acondicionándolos para cubrir nuestras necesidades más básicas (los que podemos económicamente hacerlo). Pero dentro de ese contexto surge un conflicto existencial: ¿Es posible que luego de cientos de miles de años de evolución, el transcurso de nuestras vidas se vea limitado a intentar mantener cubiertas nuestras necesidades más básicas?
¿Cómo puede ser que tanto avance de las ciencias, de la tecnología; tantos inventos innovadores, magníficos, no hayan logrado que todos los seres humanos tengan asegurada la cobertura de sus necesidades básicas y de esa forma puedan dedicar más tiempo de sus vidas a compartir con sus seres queridos, a la educación de sus hijos, a cultivar su intelecto, a la evolución espiritual, al desarrollo de la conciencia (conocimiento compartido de uno mismo y del entorno)?.

Desde que el hombre comenzó a abusar de la naturaleza para, además de cubrir sus necesidades básicas, cubrir las necesidades inventadas por un sistema social y económico basado en la codicia y la ambición, los ecosistemas de todo el planeta comenzaron a mostrar las consecuencias negativas de ese maltrato.
A partir de ese momento, se ha dado una combinación de factores que rápidamente confluyeron en la dramática situación ambiental global de la actualidad. Tal crisis tiene su raíz en una “evolución” del sistema social en la que sólo una elite absolutamente minoritaria, ostenta condiciones de vida lujosas, consumiendo la mayor parte de los recursos naturales disponibles, a costa no sólo de la precarización de las condiciones de vida de la gran mayoría de la humanidad, sino también de la degradación acelerada y terminal del ecosistema planetario.
La concientización ambiental de cada ser humano es importante, sin embargo no debemos perder de vista que un habitante de Estados Unidos promedio, por poner un ejemplo, tiene una huella de carbono anual de 23 ton, mientras que el promedio mundial es de 4 ton y peor aún, ya que esas cifras en realidad esconden una trampa, porque en el caso de los países del tercer mundo, una buena parte es utilizada para producir bienes y servicios que son consumidos en el primero, por lo que esta desproporcionada relación, aumenta notablemente.
Incluso dentro de ese propio país, hay grandes diferencias entre la huella de carbono de uno de sus más de 50 millones de pobres y la de uno de sus varios miles de multimillonarios.
Así pues, si bien es necesario generar y aumentar la conciencia ambiental de cada persona, el verdadero cambio sólo puede darse si se modifican los paradigmas que han regido a la sociedad humana en su conjunto durante los últimos siglos.
Es importante y necesario, pero ya no es suficiente que cuidemos el ambiente en todos los actos de nuestra vida cotidiana.
Sólo estableciendo un sistema socio-económico completamente nuevo y diferente, donde la estructuración de la sociedad sea pensada bajo pautas de respeto y cuidado de la naturaleza, desde una conciencia ambiental amplia y abarcativa, de un uso sabio y sustentable de los recursos que nos brinda la naturaleza, podremos pensar en la supervivencia de nuestra y muchas otras especies.
Es posible que un sistema así sólo pueda ser establecido luego de un colapso mundial. Y es posible que ese colapso se de en muy poco tiempo. También es posible que logremos hacer cambios profundos y podamos evitar el colapso. Pero sobre lo que no hay dudas es que debemos estar preparados, que las semillas deben estar plantadas, que tenemos que tener claro lo que debemos hacer y sobre todo por qué hacerlo. Y debemos gravar a fuego en nuestras mentes, cuáles fueron los errores que los seres humanos cometimos para haber llegado a estas instancias, en las que posiblemente quedemos al borde de la extinción y no volver a cometerlos.”