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Editorial del Programa ECOS del día 2 de Noviembre de 2013

 

Los indios se suicidan, o se mueren de diabetes o colesterol

 

Malária, infecciones respiratorias y diarreas eran las principales causas de muerte en el Parque Indígena de Xingu en Mato Grosso, en el año 1965 - un momento en que la Escuela de Medicina, que ahora forma parte de la Universidad Federal de São Paulo, se convirtió en el responsable de la salud de los pueblos indígenas que viven allí.
Hoy en día, la malaria está bajo control y las enfermedades infecciosas y parasitarias no son relevantes en términos de mortalidad. Son las enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión, intolerancia a la glucosa y el colesterol, las que están creciendo entre ellos.
Conociendo estos antecedentes, los investigadores de EPM / Unifesp examinaron y entrevistaron a 179 Khisêdjê residentes de la zona central del Parque Xingu, Mato Grosso, entre 2010 y 2011.
Los resultados mostraron una prevalencia de hipertensión considerada preocupante. Sobrepeso. Intolerancia a la glucosa en el 30,5 % de las mujeres y colesterol alto en el 84,4 % de los hombres.
Por qué?
Entre los factores señalan porque están más cerca de los centros urbanos y han intensificado los contactos con la sociedad no indígena,
Han incorporado nuevos hábitos y costumbres;
Han abandonado las prácticas tradicionales de subsistencia, como la agricultura, la caza y la pesca, y porque tienen un mayor acceso a los productos y bienes de consumo como los alimentos industrializados, la electrónica y los barcos de motor (que elimina la necesidad de remar).
En el pasado, los indios habrían sido aún más activos que en la actualidad. Y la posible reducción de la actividad física tendría entonces relación con las enfermedades crónicas.
Pero además de la salud física, está la salud mental: la epidemia de suicidios causa estragos entre los guaraníes.
Los datos revelan que desde el año 2000 cada semana se ha suicidado en promedio, al menos, un indígena guaraní. De acuerdo con el ministerio de Salud de Brasil, en 2012 se suicidaron 56 guaraníes
La mayoría de las víctimas tenían entre 15 y 29 años de edad, pero la víctima más joven de la que se tiene constancia tenía solo nueve años.
Survival International ha dado a conocer impactantes cifras sobre la epidemia de suicidios que azota a los guaraníes en Brasil. Este pueblo indígena registra tasas de suicidio al menos 34 veces superiores a la media nacional debido a la pérdida de sus tierras ancestrales y a los constantes ataques por parte de pistoleros.
Rosalino Ortiz, un hombre guaraní, dijo: “Los guaraníes se están suicidando porque no tenemos tierras. Ya no tenemos espacio. Antes éramos libres; ahora ya no somos libres. Por eso nuestros jóvenes miran a su alrededor y piensan que no queda nada y se preguntan cómo pueden vivir. Se sientan y piensan, olvidan, se pierden y al final se suicidan”.
Los guaraníes han perdido la mayoría de su tierra ancestral, con la que mantienen una profunda conexión espiritual, por la invasión de ganaderos y plantaciones de caña de azúcar. Los indígenas se ven forzados a vivir en condiciones deplorables, en los bordes de las carreteras o hacinados en reservas. Se enfrentan a la desnutrición, a una salud débil y al alcoholismo.
Las comunidades que intentan regresar a sus tierras afrontan niveles extremos de violencia a manos de los pistoleros que los ganaderos contratan para atacar y, a menudo, asesinar a los guaraníes.

 


Los ayoreos (Elvio Romero)

Los ayoreos sueñan con sus bosques,
con la Tierra-sin-mal que está escondida
más allá del palmar y el horizonte,
con el collar de pluma de sus ritos,
con los misterios hondos dc la noche.
(El hombre blanco ha impuesto
su ley en la comarca;
le desterró a sus dioses,
le arrebató sus máscaras,
su alba de guacamayos,
sus confines de caza.)
Los ayoreos sueñan con sus bosques,
con la iguana que cruza las picadas
y el caimán que bosteza por los bordes
del gran río, en las siestas amarillas,
cuando el calor arrasa con los montes.
(El blanco le ha robado
el venado y la calma,
las antiguas creencias,
la luz antepasada,
la vincha de fulgores
y la vara de danzas.)
Los ayoreos sueñan con sus bosques,
con el panal de fuego del lucero;
descifran el lenguaje y los colores
de las aves que cruzan el desierto,
de las serpientes en los camalotes.
Mientras el blanco trama su emboscada,
los ayoreos sueñan con sus bosques.