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Editorial del Programa ECOS del día 21 de Mayo de 2016

 

Medir cuántos y cuáles químicos portamos: deuda pendiente

 

 

Y seguimos amontonando evidencia, y seguimos observando cómo se ocultan cosas, cómo no se hacen estudios, y cómo se ignoran los que hay, que cada vez son más, sobre la ubicuidad de las sustancias. Hablo de glifosato.
Pero no hablo sólo de glifosato. Porque estamos midiendo glifosato, pero ¿Quién mide los cientos de otros productos químicos que se usan en la agricultura industrial?
Pues nadie!
Rara vez se toman muestras en algunos municipios como éste, o el SENASA que de vez en cuando hace algún análisis que entrega y se encajona.
Mientras tanto, se sigue con que el glifosato es cancerígeno o que no lo es.
Pero ya a estas alturas, ¿a quién le importa el glifosato? Si son cientos las sustancias de las que no se habla!
Vaya a una casa que vende químicos del agro y mire los estantes.
Ponga en cualquier buscador “agroquímicos para xxx (digamos lechuga, o morrón, o tomate)” y verá.
Ahora, leo que investigadores del centro Abraxis de Pennsylvania junto a la Universidad de Boston han presentado un informe que muestra evidencias del herbicida “glifosato” en altas cantidades en productos alimenticios como la miel comprada en Philadelphia, Estados Unidos. Los resultados mostraron que la miel de los países que permiten los cultivos genéticamente modificados contenía mucho más glifosato que los países que limitan o prohíben el cultivo de transgénicos.
El análisis mostró cantidades elevadas de este herbicida por lo que se deduce que otros alimentos cuyos resultados fueron negativos podrían haber contenido glifosato a niveles por debajo del límite mínimo.
Los resultados más impactantes se encontraron en la miel: De las 69 muestras de miel analizadas, 41 mostraron concentraciones de glifosato por encima del método LOQ, con un rango de concentración del 59% de glifosato. Aún más sorprendente fueron 5 muestras de miel orgánica que contenían un 45% de glifosato.
Henry Rowlands, Director de Pulso Sostenible, afirmó: "Esta triste noticia muestra cuán generalizado es el glifosato en nuestra comida. Con el aumento de los cultivos cada vez es más difícil de evitar su presencia en nuestras comidas. Si le preguntas a cualquier persona si permitirían los niveles de químicos tóxicos como el glifosato en sus cuerpos la respuesta, por supuesto, siempre será 'No'. Es un hecho que el proceso científico y normativo no puede evidenciar niveles "seguros" para estos productos químicos".
Además de la comparación de método de producción (convencional vs. orgánico), los resultados de miel fueron evaluados de acuerdo al país de origen del polen. Los resultados mostraron que la miel de los países que permiten los cultivos genéticamente modificados contenía mucho más glifosato que los países que limitan o prohíben el cultivo de transgénicos.
El glifosato también se ha encontrado en la leche materna de mujeres estadounidenses analizadas.
Y si vamos por los otros agrotóxicos? Qué vamos a encontrar?
Pues que nadie lo hace! Nadie revisa en nuestros países que son grandes laboratorios a cielo abierto, qué pasa con nuestros cuerpos ante estas sustancias.
Entretanto, seguimos enfermándonos de diabetes, de celiaquía, de alzehimer, de cáncer, de alergia, de Parkinson, de infertilidad, mientras el sistema tiene el tupé de salir a decir que si lo que decimos es cierto, estaríamos todos enfermos.
Pues ¿Qué no ven que ya lo estamos?