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Editorial del Programa ECOS del día 12 de Noviembre de 2016

 

Fracking, salud y manzanas

 

 

El ultimo día de octubre, se supo que hubo una fuga de de agua salada de un pozo en un yacimiento de gas que explota la empresa Ysur-YPF en la zona de Allen, lindante con una chacra en producción.
Porque, ustedes saben, en el medio de la zona rural frutícola de Allen, en Rio Negro, una válvula mal cerrada de un pozo de gas provocó el derrame de casi 240.000 litros de agua salada que provinieron desde el subsuelo. La locación quedó inundada y algunos días después comenzaron a secarse los frutales y álamos contiguos al pozo. Desde YPF reconocieron la afectación causada en las plantaciones y atribuyeron el hecho a “un error humano”.
Y digo que se supo porque el incidente se manejó de manera reservada entre la operadora del área EFO, Ysur-YPF, y los organismos de control de la Provincia. ¿Cuándo se supo? Cuando un vecino alertó al periódico sobre lo que había sucedido.
La cosa fue el 10 de octubre en un pozo de gas perforado en la chacra Nº 60,
Adonde se registró el derrame de miles de litros de agua caliente con una alta concentración de sal. Se empezaron a secar, días después, los manzanos y el cerco de álamos.
El secretario de Energía de la provincia les había agitado el dedo indice delante a quienes habían ido a pedir autorización para meter frackin en el medio de los frutales, y les dijo: si, pero no debe haber “margen de error” en las operaciones que se llevan adelante en Allen.
Errar es humano, dijo alguien, no?
Si alguien quiere cruzar la calle sin mirar, problema de él, pero que alguien jura que no va a haber errores humanos en sus prácticas contaminantes, que pueden afectar a miles, o al ambiente, qué quiere que le diga? Yo no le creo.
Justo sucede esto cuando pasan tres cosas interesantísimas:
Estados Unidos tiene muchos estados perforados con fracking y la cosa va de mal en peor. Los tribunales, los hospitales, ya la crisis avanza y los problemas de contaminación, enfermedad y pérdida de acuíferos desbordan.
Tres mujeres provenientes de Nueva York, antifracking, arribaron para esas fechas a la región del Alto Valle y Neuquén, para charlar con los mapuches y explicarles que si aceptan en sus tierras la fractura hidráulica, lo de Roca será un juego de niños. Expusieron en la Legislatura neuquina, en la universidad y en el hospital Castro Rendón, y dejaron suficiente material para hacer palidecer al más recalcitrante frackinero.
Una es bióloga (Sandra Steingraber), otra es pediatra (Kathleen Nolan) quienes elaboraron un informe detallado sobre los hallazgos científicos, médicos y periodísticos de los riesgos y daños del fracking. Ese estudio, junto a otros, ayudó a que en julio del año pasado el gobernador de Nueva York prohibiera la hidrofractura en ese estado.
La segunda cosa que pasa interesante es que la Sociedad Médica de Pensilvania pide una moratoria sobre nuevas perforaciones de gas de esquisto y fracturación hidráulica (fracking) y urge al Estado a establecer un registro independiente de salud y comenzar un estudio sobre el impacto en la salud por fracking. Esta organización médica se opone al desarrollo del gas esquisto y critican a la Legislatura estatal por no establecer un registro de salud o financiar investigaciones sobre los efectos en la salud del fracking. Resaltan que el último estudio sobre el tema publicado en la revista Science of the Total Environment investigó más de 1.000 productos químicos que pueden ser liberados al aire o agua debido al fracking y encontró que la información sobre su potencial carcinogénico faltaba en el 80 por ciento de los compuestos.
La otra cosa, el avance de Chile en su etiquetado a sus frutas: “producto libre de fracknig”.
Ahora dígame, ¿tanto le gusta bailar al mono que por la plata puede aceptar que se arruine el Alto Valle de Rio Negro, las mesetas patagónicas, comunidades enteras?
Lea un poquito, revise los trabajos. Compartirá, conmigo y con tantos otros, el desconcierto.