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Editorial del Programa ECOS del día 15 de Julio de 2017

 

Falsifican pesticidas. Encima de tóxicos, truchos

 

 

Días atrás, en Ecoticias.com salía un resaltado sobre el problema de los plaguicidas que encima son ilegales, y lo señalaban como un peligro para la economía y la salud.
Porque parece que no solo son peligrosos por si mismos, como siempre venimos comentando en la voz de los teóricos y de las propias víctimas. Sino que agregaban en la nota que “La falsificación a gran escala de plaguicidas le cuesta muy cara a la economía de la UE cada año, según un nuevo estudio. Los menores volúmenes de ventas van de la mano, con la pérdida de miles de empleos en la industria. Además, las frutas, hortalizas y verduras rociadas pueden contener trazas de químicos altamente tóxicos.”
El artículo hablaba de Europa, pero si esto pasa en Europa, ¿qué puede pasar por estas latitudes, en donde tenemos fronteras expuestas, controles flojitos de papeles y hasta falsifican el jabón líquido para lavar la ropa!
“El contrabando de plaguicidas falsificados y su venta en toda la Unión Europea, le cuesta al bloque de naciones unos 1.300 millones de euros anuales, según un estudio de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE. Y eso sucede justamente en la UE, donde la legislación que controla el uso y fabricación de pesticidas, está considerada la más restrictiva del mundo.
En España las pérdidas podrían haber sobrepasado los cien millones de € solo en el año 2016 y se cree que para el año en curso podría haber un aumento, dado que muchos agricultores recurren cada vez más a este tipo de productos, para ahorrase un dinero y competir en el mercado, sin tomar en cuenta el daño ambiental que ocasionan.
El problema más grave para el consumidor, es que como no existen controles reales de qué es lo que llega al mercado, se acaba por consumir frutas, verduras y hortalizas que han sido pulverizadas quien sabe con qué sustancias, que, si se emplean para matar insectos, hongos u otras plagas, no solo son tóxicas, sino que pueden resultar altamente nocivas para la salud”.
Todo esto contaba el artículo, y una se sale de ganas de decirles que se den una vueltecita por acá, adonde el método de clasificación es trucho, el etiquetado falaz, la venta clandestina, el desvío de uso una constante y el control en el territorio nacional, salvo pequeñas y honrosas excepciones, inexistente.
Una vez más, de nada de esto estaríamos hablando si la agroecología fuese la que nos diese de comer. Y tanto las verduras como nuestros cuerpos, estarían más sanos, indudablemente.