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Editorial del Programa ECOS del día 16 de Diciembre de 2017

 

Una estrella está colapsando en el firmamento: el glifosato

 

 

Hay una nueva estrella fulgurante en los cielos, que se ve desde hace poco más de veinte años y que, con buen viento, se extinguirá pronto. Se llama glifosato. Tal como la de Belén, arrastró multitudes y quedó como símbolo de una descomunal cantidad de cosas:
Desde agricultores bebiéndolo para suicidarse, funcionarios que afirman que ellos beberían un vasito tranquilamente –pero que, desde luego, no lo hacen-, hasta científicos llevados a la picota por demostrar su toxicidad, pasando por niños muriendo por jugar junto a los alambrados de sus casas o tampones y gasas que dan positivo si lo buscamos allí. Y claro, en nuestros cuerpos. En los cuerpos de todos, democráticamente sin excepción: nuestras orinas dan positivo al glifosato.
Todo acompañado por clasificaciones de inocuidad firmadas por su fabricante y sus ex empleados reconvertidos en funcionarios de altos rangos en organismos internacionales, que lubrican dia a dia, la puerta giratoria de la corrupción.
Todo esto y mucho más, detrás de una sola sustancia tóxica.
(Ustedes y yo sabemos perfectamente que en la realidad real hay cientos de sustancias igual o más tóxicas que ella, que no han tenido un buen agente de prensa y se siguen usando silenciosa y letalmente sin que a nadie se le arrugue la toga.)
Ahora está sucediendo algo super interesante: legisladores de diferentes ciudades que se informan bien y deciden no usar nuestro herbicida estrella en sus distritos. Y hacen ordenanzas que lo prohíben. Bien que hacen.
Pero al dia siguiente son literalmente invadidos por los Barones del Bidón, que quizás les recuerdan viejas deudas personales, o quizás les amenazan con retener la producción hortícola en campo, o que les sugieren que nunca jamás volverían a votarlos, o quién sabe qué poderoso argumento esgrimen, que zás! Los volubles legisladores locales, deciden que no fue una idea tan buena prohibir el glifosato después de todo, y ya que los papers Monsanto dicen que no hace nada, anulan la ordenanza que lo prohibía. Monsanto sabrá.
Para eso contratan tanta gente y hacen tantos, pero tantos informes (no son trabajos científicos, pero bueno, es lo que hay, y son muchos) que dicen que con las buenas prácticas sanseacabó.
Lo que perdemos de vista es que estamos hablando de un producto que se usa para algo que no es comida humana, que nos trae problemas no arancelarios en las exportaciones debido a la residualidad, que oscila a precio dólar, que deja el suelo hecho un arenal estéril, que ha venido haciendo mucho daño a la gente, y que encima no lo necesitamos para comer! Esto es, podemos vivir perfectamente sin glifosato. Mejor dicho: viviremos mucho mejor sin él.
El panorama está interesante. Miren si se arma lo mismo con los otros cientos de productos. Que por cada uno haya marchas, legislación que si o que no, juicios y hasta canciones.
Somos una generación muy particular, que parece empeñada en hacerse daño a si misma. ¿Pensó en estas cosas?