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Editorial del Programa ECOS del día 7 de Abril de 2018

 

El radón: silencioso verdugo

 

 

Hoy, en la nota que haremos a Federico Kopta, vamos a hablar de radón, porque vamos a hablar de minería de uranio… en Córdoba, más exactamente vamos a hablar del uranio que está debajo de Cosquín. Si, bajo los pies de los malambistas del festival de folclore.
El radón es la causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco. Es un gas radioactivo natural, no tiene olor a nada, no se ve, y sin embargo es la causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco según la Organización Mundial de la Salud.
¿Dónde está? ¿De dónde sale? Se genera espontáneamente porque es un descendiente de la cadena de desintegración natural del uranio, presente en todos los suelos. Recordemos que hay uranio en toda la corteza terrestre pero solo en algunos pocos sitios concentrado de manera que se frotan las manos los mineros del átomo.
Por eso, radón hay por todos lados. Al aire libre no pasa nada, no es un problema porque se disuelve en el aire. El problema es adentro de las casas, escuelas, oficinas, todo edificio de materiales comunes, cemento, cal, ladrillos. Ahí se puede estar expuesto a niveles altos de concentración que a largo plazo pueden dañar la salud.
Esto se sabe desde hace rato. Fue descubierto en la década de 1950 al estudiar el efecto que la exposición al radón tenía sobre la salud de los mineros. Pero aún hoy muchos países (como el nuestro) no tienen políticas públicas de información sobre los niveles de radón ni políticas de prevención que regulen la construcción de casas nuevas en las zonas de mayor riesgo, para minimizar el impacto para la salud.
La OMS estima que el radón causa entre 3 y 14% de todos los cánceres de pulmón en cualquier país. Pero concretar más esa estimación general es muy difícil, pues existen muy pocos estudios epidemiológicos que vinculen directamente el número de casos de cáncer de pulmón con las zonas de mayores niveles de radón. Pero el vínculo está inequívocamente comprobado. Según explica la OMS, al respirar las partículas radioactivas del radón se depositan en las células de la superficie de las vías respiratorias, donde pueden dañar su ADN y potencialmente causar cáncer de pulmón.
Distintos estudios en Europa, Estados Unidos y China confirmaron que incluso pequeñas concentraciones de radón, como las que se encuentran en las casas, conllevan riesgos para la salud y contribuyen significativamente a la incidencia de cáncer de pulmón en todo el mundo. Los daños se manifiestan después de una exposición de largo plazo, de años, a niveles muy altos. Y los fumadores tienen una vulnerabilidad al radón 25 veces mayor que los no fumadores.
Ahora, a estas alturas se estará preguntando –mientras mira temeroso a su alrededor- ¿dónde hay más radón?
Los niveles de radón esencialmente varían de acuerdo a las características geológicas del subsuelo. El granito es el que mayor concentración de uranio tiene. Como norma general las rocas calcáreas tienen menos contenido de radón y las rocas graníticas más. Además, tiende a concentrarse en las zonas más bajas de las casas, porque el radón pesa nueve veces más que el aire. Eso no quita que el gas pueda subir por las tuberías de ventilación de un edificio o por las escaleras, hasta un segundo o un tercer piso.
¿Cómo se puede conocer el nivel de radón en mi casa? La única manera de saber cuánto radón hay en un lugar de residencia o trabajo es haciendo una medición. Y nadie va a comprarse un aparato en su casa para medir el radón. ¿Entonces qué hacer?
Ventilar!
Ventilando, el radón se va al exterior. Y si ventilamos todos los días, chau radón.
Algunos países publican mapas orientativos que muestran los distintos niveles de radón por zonas. Madrid mide regularmente el radón en los subterráneos.
En Inglaterra hace años se puso en marcha un Plan Nacional de Radón a través del Ministerio de Sanidad, que ofrece, con un coste de unos 30€, los servicios de medición a los ciudadanos. Tienen una web específica, http://www.ukradon.org, con toda la información. El Instituto Geológico Británico ofrece información sobre zonas de radón y sobre técnicas constructivas adecuadas para cada zona. Los ciudadanos disponen de un mapa interactivo donde pueden consultar los niveles de radón de su zona.
En Irlanda la situación es muy parecida a través de su Agencia de Protección Medioambiental, que pone a disposición de los ciudadanos múltiples servicios dentro de lo que denominan Estrategia Nacional de Control del Radón.
Francia tiene desde 2004 su propia reglamentación para la protección de edificios abiertos al público y realizan mediciones cada 10 años. Los empresarios con locales subterráneos están obligados a realizar mediciones cada 5 años.
En 2008 Francia reguló también la exposición laboral al radón con el Decreto “Sobre la gestión del riesgo de radón en el lugar de trabajo”.
Si bien no existe una normativa que regule la exposición para las viviendas privadas, hay una ordenanza que obliga a los que alquilan o venden una vivienda a informar al inquilino o comprador del riesgo asociado al radón.
La autoridad de protección nuclear francesa realiza inspecciones en hospitales, colegios, cárceles, etc. e impone medidas correctoras de carácter obligatorio.
En Italia se comenzó a trabajar en los años 80 desde el Istituto Superiore per la Protezione e la Ricerca Ambientale. Cada región o provincia autónoma ha desarrollado su propio plan de mediciones y su mapa para informar al público y se han realizado campañas de mediciones en viviendas y colegios desde 2003 hasta ahora. Existen webs con información al público y mapas con los niveles de concentración de radón.
En Bélgica la autoridad competente es la Agence Fédérale de Contrôle Nucléaire, que ha desarrollado el Plan Nacional de Radón, y que viene haciendo campañas de medición e información desde antes de 2006. La AFCN ofrece el servicio de medición directamente a los interesados, con un coste de unos 20€ a 30€, y realizan todos los años campañas de medición en la época invernal.
Bueno, volviendo a la nota que escucharemos hoy, en Cosquín, de pasar la autopista sobre la mina de uranio, las voladuras de radón serían sumamente importantes. Pero aquí, eso importante, ¿a quién le importará? Parece que no tenemos importantólogos que se ocupen…