Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 22 de Septiembre de 2018

 

Agua por petróleo. Nota de Gerardo Honty

 

 

Hoy quería abrir con una síntesis de la excelente nota “Estados Unidos: Dos litros de agua por cada litro de petróleo” del colega Gerardo Honty, publicada en ALAI AMLATINA a fin de agosto.
Cuenta Gerardo allí, que “Un nuevo estudio sobre la industria del fracking en Estados Unidos revela que el uso del agua para la explotación de gas y petróleo aumenta a medida que envejecen los pozos y se desarrolla la tecnología horizontal. El pico del petróleo convencional ocurrido en 2006 y el previsible pico del gas convencional en la próxima década ha impulsado en los últimos años la explotación de los hidrocarburos no convencionales. Se trata principalmente de petróleo y gas de esquisto (shale oil y shale gas) contenidos en rocas sedimentarias: la tecnología consiste en inyectar un fluido a alta presión directamente hacia la roca subterránea, con el fin de fracturarla de manera que el hidrocarburo pueda fluir hacia la boca del pozo. El fluido, llamado “fluido de fracturación”, está constituido por agua mezclada con arena y químicos. Entre los impactos más comúnmente denunciados se destaca el uso excesivo de agua y su contaminación, tanto superficial como subterránea. Las aguas residuales están compuestas por agua inyectada y de formación de alta salinidad, elementos tóxicos, materia orgánica y material radiactivo. Entonces, el problema no es solo los grandes volúmenes de agua que se requieren, sino que es devuelta con una carga tóxica que no solo la hace imposible de utilizar sino que obliga a una disposición final segura.
A lo largo de 10 años en las principales cuencas no convencionales de EEUU un estudio concluye que la intensidad del uso del agua por unidad de energía producida es creciente en el tiempo, que ha aumentado sostenidamente en los últimos diez años y que el consumo de agua para satisfacer su explotación podría aumentar hasta 50 veces para el 2030.
Los pozos se vuelvan poco rentables en un corto tiempo. Para paliar estas limitaciones, el fracking ha recurrido a la tecnología de perforación horizontal (un pozo vertical con posteriores ramificaciones horizontales) de manera de aumentar la producción de gas y petróleo. Pero la intensificación del proceso de fracturación hidráulica mediante la perforación horizontal, sumado a la presión por los declives de la producción, también ha traído como resultado un mayor uso del agua.
Todo esto, en un mundo que se enfrenta a la amenaza del cambio climático, una de cuyas principales consecuencias es el estrés hídrico. Es la irónica paradoja por la que nos conducirá el fracking: iremos gastando cada vez más agua para sostener un creciente consumo de combustibles fósiles que, cambio climático mediante, nos dejará cada vez con menos agua”.

Síntesis del artículo de Gerardo Honty, analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social en ALAI AMLATINA