Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 11 de Septiembre de 2021

 

Como la rana en el agua que se va calentando

 

 

Muy buenas… Hoy quería abrir con una nueva evidencia de la globalidad de nuestras acciones. Que no siempre son tan evidentes y a veces nos parece que lo que hacemos aquí nada tendrá de impacto más allá. Y menos se nos ocurre que algo pasará en los casquetes polares, que están tan lejos.
El cambio climático nos vino a mostrar que nuestra idea era un serio error, y de los efectos de las emisiones en tantos diferentes sitios del planeta hemos venido hablando con diferentes expertos, el último, uno de los redactores del informe del IPCC de publicación reciente.
Hallan microplásticos en la dieta de los pingüinos de la Antártida es un titular que ya no nos sorprende: Un estudio con participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC de España se fue a analizar la caca de ejemplares de pingüinos antárticos en diferentes lugares y años, y halló amplia presencia de microplásticos como poliéster y el polietileno, entre otras partículas de origen antrópico. El estudio fue publicado en la revista Science of the Total Environment, para mostrar cómo los efectos de nuestro modo de producción y consumo hace víctimas no solo a la atmósfera, los mares, la tierra, los alimentos, sino a aquéllos que pareciesen estar tan lejos, tan fuera de los problemas.
Los microplásticos son partículas de menos de 5 mm que están cada vez más extendidas en los ecosistemas marinos, algo preocupante dada su persistencia en el ambiente y su acumulación en las cadenas tróficas. Estos contaminantes llegan a mares y océanos principalmente a través de la basura y los desechos procedentes de las actividades nuestras. Dada la baja presencia humana en el océano antártico y en la Antártida, cabría esperar una baja contaminación por microplásticos en estas áreas. Sin embargo, las estaciones de investigación, los barcos pesqueros y turísticos y las corrientes marinas hacen que estas partículas lleguen a estos hábitats, pudiendo provocar una alta concentración a nivel local.
Ahora, a lo que quiero apuntar es lo siguiente: ya no nos sorprendemos cuando leemos “Hallan microplásticos en la dieta de los pingüinos de la Antártida”. Ya no nos sorprendemos cuando leemos “El calentamiento global avanza y ya es irreversible”. O cuando leemos “hallan tóxicos del agro en nuestra comida”.
¿Qué nos pasa? ¿Estamos naturalizando todo esto? ¿Qué nos ha pasado? De nuevo: la rana dentro de la olla que se calienta lentamente, hasta que se muere, pensando que cualquier cosa, a último momento salta.
Amigos, ya hemos pasado hace rato el último momento. Ya lo hemos pasado. No sé si tendremos tiempo de saltar.