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Editorial del Programa ECOS del día 22 de Marzo de 2025

 

Riesgos de salud en niños por exposición temprana a tóxicos

 

 

 

Nuestra salud depende en gran medida del entorno en el que vivimos. De hecho, entre el 70% y el 90% del riesgo de desarrollar una enfermedad viene determinado por nuestro exposoma: una multitud de factores ambientales (es decir, no genéticos) a los que estamos expuestos a lo largo de nuestra vida. Y, sin embargo, seguimos teniendo un conocimiento limitado sobre cuáles son estos riesgos ambientales, cómo interactúan y qué procesos biológicos desencadenan.
Lo peor es que se conocen muchos de esos impactos, peor no se hace nada para evitarlos, como los pesticidas, por ejemplo.
Un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona proporciona pistas para identificar nuevos biomarcadores de exposiciones ambientales en los primeros años de vida y comprender cómo esas exposiciones ambientales en la primera etapa de la vida afectan a nuestra salud.
Este es el primer estudio sobre el exposoma que asocia sistemáticamente más de 100 exposiciones ambientales durante períodos vulnerables de la vida temprana con perfiles moleculares en la infancia.
Los primeros años de vida representan un periodo especialmente importante, ya que las exposiciones durante estos periodos vulnerables del desarrollo pueden tener efectos pronunciados a nivel molecular, que no son clínicamente detectables hasta la edad adulta. En este estudio, el equipo se propuso asociar múltiples exposiciones químicas, al aire libre, sociales y de estilo de vida (92 en el embarazo y 116 cuando las y los niños tenían entre 6 y 11 años), con perfiles moleculares en los mismos niños (metilación del ADN y transcripción de genes en sangre, proteínas en plasma y metabolitos en suero y orina). El análisis incluyó 1.301 parejas de madres e hijos del proyecto Human Early Life Exposome (HELIX), un estudio de largo recorrido con cohortes en seis países europeos (España, Reino Unido, Francia, Lituania, Noruega y Grecia).
La computación de alto rendimiento permitió manejar tantísimos, pero que tantísimos, datos ‘ómicos’", 1.170 asociaciones significativas (249 en el embarazo y 921 en la infancia) que proporcionan información sobre posibles respuestas biológicas y fuentes de exposición.
Las exposiciones en el embarazo, como el tabaquismo materno, el metal pesado cadmio o el oligoelemento molibdeno, se asociaron mayoritariamente con cambios en la metilación del ADN.
En cambio, las exposiciones en la infancia se asociaron con cambios a todos los niveles moleculares, sobre todo con metabolitos en el suero. Los resultados revelaron, por ejemplo, que los niños pueden estar expuestos a contaminantes químicos a través de su dieta.
Oligoelementos esenciales, condiciones climáticas, calidad del aire interior y ftalatos y parabenos, se observaron combinados y visualizados asi, permiten entender mejor si un determinado perfil molecular está conectado a varias exposiciones o viceversa, y así identificar posibles vías biológicas.
Los resultados del estudio proporcionan indicadores certeros de enfermedad para seis grupos: el cobre, el humo del tabaco, la calidad del aire interior durante la infancia, los contaminantes orgánicos persistentes, los ftalatos y loe parabenos, y las condiciones meteorológicas.
Por ejemplo, la exposición infantil al cobre se asoció con casi 90 características moleculares, entre ellas el aumento de los niveles de proteína C reactiva que es un marcador de inflamación.
La temperatura, la humedad y otras condiciones meteorológicas durante el mes anterior a la toma de muestras, se asociaron con metabolitos en sangre implicados en el sueño y la depresión, proteínas implicadas en la termorregulación y genes de respuesta inmunitaria.
Con esta nueva y catalogada información ofrecen un valioso recurso a la comunidad científica para encontrar biomarcadores de exposición, identificar fuentes de exposición, mejorar la comprensión de los mecanismos de la enfermedad y, en última instancia, promover políticas de salud pública.
El estudio se titula “Firmas multiómicas del exposoma de la vida temprana humana”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Communications.
¡Y como se ve, se siguen sumando a la vida sustancias de las cuales se conoce tan poco en su aspecto toxicológico! A veces da miedo.