Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 16 de Abril de 2009

 

E pur si muove!

Cuantos visionarios han sido quemados en la hoguera, destruidos sus libros, y aplastadas sus teorías? En la historia de la humanidad, ha habido gente que dijo lo que pensaba, y otras gentes, que munidas de la cruz o la espada o el garrote, aplanaron esas verdades a palazo limpio o a fuego lento.

Hace 400 años, el gran pecado de Giordano Bruno fue sostener que el espacio era infinito y que el centro no estaba en la tierra ni tampoco en el sol.
En 1992, después de 12 años de deliberaciones, la Iglesia Católica a regañadientes admitió que Galileo Galilei había tenido razón al apoyar las teorías de Copérnico. En 1633 la Santa Inquisición lo había forzado a ya viejito de Galileo a retractarse de sus ideas bajo amenaza de tortura. Pero no se ha admitido algo así en el caso de Bruno. Sus escrituras todavía están en la lista de textos prohibidos por el Vaticano.

Miguel Servet fue astrónomo, meteorólogo, geógrafo, teólogo, anatomista entre otras cosas.
En su libro, Restitución del Cristianismo realizó la primera descripción de la función de la circulación pulmonar. Según él, la sangre era transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se tornaba de color rojo y se liberaba de los vapores fuliginosos por el acto de la espiración. La Inquisición de Lyon lo detuvo, lo encarceló y el 17 de junio de 1553 fue sentenciado a la hoguera.

Martín Lutero y sus partidarios, estaban archiprohibidos. Copérnico estuvo ubicado en el centro de las lanzas durante mucho tiempo…

Así las cosas, durante los últimos 200 años, muchas voces se fueron oyendo preanunciando algunos problemitas: con el clima, con el hambre, con la desertificación, con el enflaquecimiento de los suelos.

En algunos casos fue fácil reírse de ellos, porque eran simples campesinos que relataban lo que veían. En otros, hubo que armar comités ad hoc para que refuten a los que decían desde alguna universidad que el clima estaba cambiando.

Muchas voces fueron silenciadas para que no se sepa que el accionar de los poderosos estaba poniendo en riesgo la vida de todos los demás.
Nadie iba a hablar mal del motor a explosión o de la coca cola, o de los híbridos, o del DDT.
Grandes corporaciones estaban detrás, manipulando gobiernos y científicos.

La realidad, esa vieja amiga de la verdad, fue mostrando que las cosas eran como eran.

Pero sin embargo, ese silenciador que antes aplicaba la inquisición parece haberse trasvertido en otras formas: la universidad de Rosario empieza una catarata de trabajos académicos que dicen que el Glifosato es tóxico pero el secretario de Medio Ambiente de aquella provincia, César Mackler dice que no hace nada y que son habladurías. Encima es ingeniero químico, para completar el papelón.

 

Cuando hablar o debatir ciertos temas es un pecado

 

Por eso, cuando un científico llamado Gianpaolo Giuliani dijo en Italia hace diez días: “guarda que se viene un terremoto en el centro del país, evacúen” , Silvio Berlusconi dijo que era un "imbécil" porque los terremotos no podían predecirse.

Berlusconi habrá pensado, como en el santo oficio, que era magia? Como pensaron sus antepasados de Copérnico?

Y todos los demás que vienen diciendo que los venenos no envenenan? Que la soja no arruina el suelo? Que el calentamiento global hay que seguir discutiéndolo? Que un terraplén en el medio de un estero no hace nada? Que la radiactividad es manejable?
Habrá una contrainquisición para todos ellos?