Editorial del Programa ECOS del día 16 de Noviembre de 2010
Masivos movimientos antinucleares
Los ojos del mundo ecologista esta semana pasada siguieron atentamente el caso del tren con residuos radiactivos en Francia y Alemania
En cuanto salió el cargamento los activistas antinucleares bloquearon en la ciudad francesa de Caen, el tren con desechos radiactivos que circulaba en dirección a Alemania compuesto por 11 vagones que había salido de un depósito de la fábrica del grupo Areva, en la comuna de Valognes, ante la presencia pacífica de decenas de ecologistas.
Las ONGs europeas evaluaban que la carga era tan enorme que un estudio de riesgo en caso de accidente señalaba que la radiactividad liberada sería muy superior a la desatada en Chernobil, en 1986.
La presidenta de Areva, Anne Lauvergeon, negó la existencia de tal peligro en una entrevista radial e informó que se trataba del penúltimo convoy de este tipo hacia Alemania.
Fue el tren más radiactivo de la historia. 123 toneladas de residuos altamente radiactivos en once contenedores especiales "Castor".
La organización Sortir du nucléaire recordó que no existe lugar para estos desechos ni en Francia ni en Alemania porque el sitio adonde se llevaron no tiene las condiciones necesarias para acopiarlos y añadieron que la única solución es dejar de producirlos.
Un grupo de activistas antinucleares alemanes bloquearon a la altura de Celle el polémico convoy cuando aún estaban a cien kilómetros de su destino: el depósito atómico de Gorleben, en el norte de Alemania.
La acción se produjo sobre el mediodía, cuando tres personas lograron esquivar el dispositivo policial desplegado a lo largo de las vías cerca de Hannover y se encadenaron a los rieles.
El quinto bloqueo del ferrocarril, se produjo mientras en las inmediaciones de Dannenberg, la última localidad antes del destino, y allí hubo algunas batallas campales entre los manifestantes y efectivos de las fuerzas de seguridad alemanas que emplearon la violencia y material antidisturbios para tratar de impedir que los manifestantes bloqueasen las vías.
Fue la mayor congregación de activistas antinucleares de las últimas décadas, con una cantidad estimada de 25.000 manifestantes.
Las fuerzas de seguridad tuvieron que movilizar según declararon, a 16.500 efectivos para escoltar al tren.
Finalmente, el martes pasado, el convoy llegó a su destino final en Alemania, después de que la Policía germana logró retirar las barricadas y alejar a los manifestantes que trataban de impedir el avance en el último tramo, poniendo fin a un tortuoso recorrido de cinco días hasta el almacén en Gorleben.
En el último tramo, se congregaban 3.000 manifestantes antinucleares.
Nunca se había tardado tanto tiempo en un traslado tan corto, por lo que la entrega se produjo finalmente un día después de lo previsto.
Los manifestantes, a los que se han sumado diputados del partido Verde, temen que el depósito temporal en una antigua mina de sal pueda convertirse en un vertedero permanente, algo que podría ser inseguro desde el punto de vista geológico a largo plazo.
Además, la gota que rebalsó el vaso fue la decisión de la canciller alemana Angela Merkel, de ampliar la vida de las 17 centrales nucleares del país, pese a la aplastante oposición pública,
El fin de la energía nuclear había sido decidida hace diez años por el gobierno alemán del entonces canciller, Gerhard Schröeder.
Desde entonces, rige un programa con cierres paulatinos de todas las centrales hasta 2022, medida que ya está siendo aplicada a las plantas de Stade y Obrigheim, que están siendo desmanteladas.
Los sondeos alemanes aún indican que la mayor parte de la población apoya por amplio margen el fin de la energía nuclear en el país.
El plan de cierre de la totalidad de las plantas nucleares fue pactado con la industria en 2000, y preveía la desconexión progresiva de las plantas hasta el cierre definitivo de la última antes de 2022.
Pero, el gobierno de centro-derecha de Merkel, se había comprometido en su programa de gobierno a establecer las condiciones para dar más vida a las centrales. El nuevo plan implicaría postergar el abandono de la energía nuclear ocho años, y que las últimas centrales cierren en 2030, en lugar de en 2022 como preveía el pacto.
Quería darles este panorama para que vean que no somos los únicos que creemos que la energía nuclear es un disparate inadmisible y que sostenemos categóricamente que no es segura ni limpia ni renovable.
Y que siempre, las decisiones políticas se toman después de reuniones de gobierno con las empresas, a puertas cerradas.
Tal como la reunión de la presidente con Moon, el presidente de la Barrick, que le liberó el camino a la inauguración en 5 días, de Pascua Lama, por ejemplo.
Así estamos.