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Editorial del Programa ECOS del día 14 de Enero de 2012

 

Ruidos y sordera

 

 

Uno de cada cinco individuos que escuchan música por más de 3 horas diarias a 95 decibeles sufrirá hipoacusia al cabo de 20 años, sobre todo si utiliza auriculares que se insertan en el oído externo. Una conversación en condiciones normales por ejemplo, alcanza entre los 40 y 60 decibeles, el ruido de una aspiradora, en tanto, asciende a 70, mientras que el sonido de un concierto ronda los 110.
“La principal recomendación es no aturdirse y evitar exponerse a altos decibeles por tiempos prolongados, porque si bien en los adolescentes el daño puede no percibirse, al mediano y largo plazo existe un riesgo elevado de hipoacusia por ruido”, detalló el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia.
Frente al aumento de consultas por daños auditivos, los especialistas del ministerio de Salud provincial recomendaron tomar medidas para evitar la hipoacusia inducida por ruido, es decir, la pérdida de capacidad auditiva derivada de la exposición prolongada a sonidos superiores a los 60 decibeles.
“Los mp3, de uso frecuente sobre todo entre los adolescentes, tienen una descarga de decibeles que llega a los 130, mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los 60, que son los que alcanza una conversación con un nivel de ruido ambiente normal”, detalló la otorrinolaringóloga del ministerio de Salud provincial, Vanesa Etcheverry.
Los especialistas advirtieron que entre los adolescentes, al uso diario de mp3 y celulares se suma la concurrencia a boliches, fiestas o recitales, donde los decibeles que alcanza la música más los ruidos callejeros en las grandes ciudades y aquellos que son producto del habla y los gritos superan ampliamente los límites recomendados por la OMS.
“Es ahí donde el problema se agrava, porque están expuestos a altos decibeles por tiempos prolongados, y estas dos variables son las que provocan hipoacusia al mediano y largo plazo”, detalló Etcheverry, y aclaró que si bien en los primeros años el daño resulta imperceptible, luego de una década empiezan a percibirse serios problemas para escuchar.
Así, muchas personas que superan la tercera década de vida consultan al especialista y cuentan que si bien oyen no comprenden fácilmente lo que les están diciendo. “Pierden audición, entonces, con el correr del tiempo, cuando están en lugares algo ruidosos como una reunión perciben un susurro o ruido: saben que les están hablando pero ya no tienen capacidad para captar el significado de lo que les están diciendo de inmediato”.
Al respecto, la Asociación Argentina de Otorrinolaringología y Fonoaudiología Pediátrica (AAOFP) advirtió que “el ruido interviene en actividades del desarrollo social del individuo, interfiriendo en la comunicación, el aprendizaje, la concentración y el descanso”.
Iparraguirre: “El conducto auditivo es una caja de resonancia y cuanto más chico es, más resuena” “sobre el riesgo de hipoacusia y sordera por el uso de auriculares de inserción hay que tener en cuenta la labilidad personal que uno tenga para perder o no la audición. El conducto auditivo es una caja de resonancia y cuanto más chico es, más resuena. El impacto de la onda sonora sobre el tímpano es mayor al achicarlo con un auricular de inserción”.