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Editorial del Programa ECOS del día 17 de Marzo de 2012

 

Se avivaron del mercurio!

 

 

Usted se acuerda de todo lo que dije aquí acerca de las lámparas de bajo consumo?
Del mercurio poderosamente neurotóxico?
De los balastos de mala calidad que hacen titilar la luz y su ojo se cansa en la medida en que pasa el tiempo?
De la ausencia de políticas de recolección pues son residuo peligroso?
De los rayos ultravioleta que emiten, cancerígenos desde luego?

En aquel momento, nos decían que estábamos locos. Que el programa nacional de comprar lámparas chinas de pésima calidad trianguladas vía Cuba era una maravilla. Millones de lámparas no pueden estar equivocadas.
Y yo recuerdo aquel viejísimo chiste: coma caca, millones de moscas no pueden estar equivocadas.
Y parece que estaban equivocadas nomás, aunque empiezan con muuucha cautela y timidez a aparecer las voces adversas.
En Mendoza, Científicos y entidades ecológicas advierten a la población sobre las precauciones que hay que tomar a la hora desechar estos productos, porque contienen sustancias nocivas.
Advierten que el contenido de las mismas, que es a base de mercurio, puede resultar nocivo para la salud. Se plantean dos problemáticas fundamentales. Por un lado, qué sucede cuando en un accidente doméstico, por ejemplo, la lámpara cae al piso y se rompe. Por otro, la falta de tratamiento en el destino de esta lámpara que, al igual que una pila, produce contaminación ambiental al ser arrojada en un basural a cielo abierto por ser considerada un residuo peligroso.
Hay que tener ciertos cuidados; dejar que el espacio se ventile unos veinte minutos, luego ingresar a recoger los vidrios con guantes y barbijo y, para tirarlos, colocarlos en una bolsa", explicó Oscar Papú del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional de Cuyo, detallando que los efectos tóxicos del mercurio en el cuerpo son acumulativos.
Así, los problemas que puede generar inhalar este metal pesado son jaqueca, desorientación, desequilibrios, entre otros, que se producen a nivel del sistema nervioso central y también erupciones o sarpullidos cutáneos. "No es que si aspiramos una vez nos morimos pero el efecto es acumulativo ya que es una sustancia liposoluble y no se puede eliminar por la orina, por ejemplo, así que se va acumulando en el cuerpo. Sin embargo, tiene que haberse acumulado una cantidad importante en miligramos para que resulte dañino", aclaró Papú, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en residuos no convencionales.
Respecto a la falta de tratamiento residual para las LFC, la ingeniera Electrónica Teresita Capezzone, delegada de la Fundación Cullunche en Maipú, desarrolló: "La llamada 'ley oscura' (en referencia a la 26.473) se hizo para generar un ahorro energético pero jamás se definió cuál sería el destino de las lámparas una vez que termine su vida útil. Las mismas son contaminantes y, con ello, suman una chatarra electrónica al medio ambiente. O sea que es una ley incompleta".
El científico del ICA explicó que tanto el mercurio como el plomo, el cadmio y el arsénico son elementos que en baja concentración pueden ser perjudiciales. Todo lo que arrojamos al ambiente si no está previamente controlado de alguna manera vuelve al cuerpo", deslizó Papú.
Tanto desde la entidad ambientalista como del Instituto de Ciencias Ambientales, manifestaron que ni el gobierno provincial ni el nacional han dado respuesta a esta problemática. "Greenpeace fue la que promovió la campaña de cambio de lámparas pero se le escapó ver en dónde las podrán cuando no sirvan. A través de Renace (Red Nacional de Acción Ecologista) se planteó que antes de entregarlas en forma masiva se debió haber previsto un lugar temporal donde ponerlas hasta saber cómo reciclarlas. Pero desde el Estado Nacional no hubo ninguna respuesta", remarcó Jennifer Ibarra, titular de la Fundación Cullunche.
Así vamos, esa gacetilla de RENACE que menciona Jennifer, la hice yo. Y seguimos arando en el mar, en la esperanza de que algún día prevalezca la salud por encima de los negociados pintados de verde.