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Editorial del Programa ECOS del día 5 de Marzo de 2016

 

Pasando revista al tema nuclear

 

 

Algunas vueltas más de rosca en el tema nuclear.
Por un lado, ha salido de funcionamiento Embalse Rio III, la central cordobesa, que dejará de generar energía por dos años, en el marco del reciclado que le quieren hacer para que dure otros 30 años.
La usina del valle de Calamuchita tenía su salida de servicio impostergable, ya que la vida útil del reactor estaba vencida hacía varios años, y caducaron las horas de producción habilitadas por entes reguladores nacionales e internacionales.
En las obras trabajan las empresas estatales Nasa e Invap, privadas nacionales como Electroingeniería, Impsa, Vialco y Pérez Companc, y extranjeras como la italiana Ansaldo y las canadienses Candú y E3.
Le van a recambiar los 380 tubos de presión del reactor nuclear (que deberán ser almacenados en un silo de alta seguridad, ya construido) y los generadores de vapor.
Diferentes organizaciones nacionales y cordobesas, presentaron un petitorio ante la Legislatura para reclamar una ley que prohíba todo tipo de actividad nuclear en Córdoba.
A todo esto en Fukushima, ahora parece que van a mandar de vuelta un robot para retirar las barras de combustible del reactor 3. Esto ya lo he vivido. Lo han hecho hace como dos años, y el pobre aparato se achicharró y murió ahí dentro.
Ahora mandan otro…, donde los niveles de radiación actuales impiden que un humano realice esa tarea. Toshiba, es la fabricante del robot, y lo mandarán recién el año que viene… se ve que no logran convencerlo…
Por otro lado, sigue el misterio sobre los basureros nucleares, de los cuales no hay en el mundo ninguno aun funcionando, más allá de sitios elegidos como basurales transitorios.
Justamente hace pocas semanas, científicos advirtieron al gobierno de Estados Unidos sobre los riesgos a largo plazo de enterrar 34 toneladas de plutonio procedente de armamento nuclear en un depósito a más de 600 metros de profundidad en Carlsbad, Nuevo México.
El artículo apareció en la revista Nature, indicando que el Departamento de Energía estadounidense evalúa confinar ese material de desecho en su Planta Piloto de Aislamiento de Desechos (WIPP), el único Almacén Geológico Profundo (AGP) en el mundo.
Pero los investigadores encabezados por el profesor de Seguridad Nuclear de la Universidad de Stanford Rodney Ewing, afirman que no se han tenido en cuenta los riesgos a largo plazo de almacenar plutonio en el WIPP, como las reacciones químicas inesperadas en los materiales de desecho.
Cientos de miles de tambores de acero revestidos de plástico esperan en el fondo de esa instalación, excavada en la roca hasta el nivel de un lecho salino de 250 millones de años de antigüedad.
El depósito alcanzó la mitad de su capacidad y será sellado de forma permanente en el año 2033, de forma que los residuos de plutonio-239 y otros materiales radiactivos, con una vida media de más de 24 mil años, queden encapsulados por milenios.
Originalmente, pensaban convertir esos residuos en combustible para reactores de fisión, pero era tan cara la planta proyectada que mejor ponerlos en algún agujero.
Los científicos recordaron un incidente de febrero de 2014, cuando uno de los subproductos de los desechos nucleares reaccionó de forma inesperada con el material del bidón que lo contenía.
Ese suceso provocó una fuga de gas radiactivo a través de los canales de ventilación que se expandió unos 900 metros y expuso a 21 trabajadores.
Así las cosas, otro país que ya no sabe qué hacer con su basura es España, que anda a los tirones con su ATC, almacén Temporal Centralizado, que planifican hacer en Cuenca. Los cálculos no les dan, la oposición pública es feroz, la zona elegida parece que era un viejo cauce hídrico, como sea: además de ello: la corrupción!
La Plataforma Contra el Cementerio Nuclear en Cuenca, ha presentado un nuevo escrito ante la Fiscalía Anticorrupcción en el que denuncia que dos tercios de las adjudicaciones de Enresa en el proyecto fueron a la empresa del Ignacio López del Hierro, marido de ex-presidenta de Castilla La Mancha, y según esta denuncia, podría haber incurrido en un delito de tráfico de influencias. Esa empresa, llamada Iberinco recibió adjudicaciones en 5 contratos, por valor de casi 37 millones de euros sobre un total de 54 millones de Euros, relacionadas con el proyecto, es decir, más de 2/3 de las adjudicaciones.
Pero esto no es todo en España, porque recordarán aquél 1966 cuando dos aviones estadounidenses B52 realizaban operaciones de recarga de combustible en pleno vuelo y chocaron arrojando cuatro bombas termonucleares de las Fuerzas Armadas estadounidenses en el sur de España, en Palomares, Almería. Las bombas no provocaron una explosión nuclear, ya que una de ellas no explotó y se recuperó, otra cayó al mar y provocó una operación masiva de búsqueda y las otras dos se rompieron y contaminaron la zona, en un contexto de Guerra Fría
Hasta 2004 las negociaciones para dar solución a la contaminación radiactiva de la zona no avanzaron (o sea, 38 años reclamando que vengan a limpiar 40 hectáreas) hasta 2011 en que pareció que sí, pero tampoco. A mediados de octubre de 2015, acá conté que finalmente EEUU reconocía el problema y se firmó un Memorandum de entendimiento que dice que van a llevarse finalmente los residuos. Y nada.
Ecologistas en Acción presentó una denuncia penal contra el Consejo de Seguridad Nuclear, el CIEMAT y al gobierno de España por inacción y por permitir que la radiactividad haya permanecido en un "cementerio al aire libre y con fácil acceso".
La Fiscalía General del Estado ha archivado la investigación al no ver indicios de inacción en la Administración. En definitiva, 50 años después, el plutonio, cuya actividad dura miles de años, sigue contaminando 40 hectáreas en Almería sin compromiso ni fecha concreta para el saneamiento.
Hijos al fin que somos de España, vemos por allá crecer las mismas flores que por estas latitudes…