Editorial del Programa ECOS del día 16 de Julio de 2016
Chau zoológicos, al fin
En todos los medios hace ya casi dos meses se viene hablando de la figura del zoológico.
El Zoo es una institución del siglo 19, cuando los antropólogos y viajeros en general se encontraba cosas raras en diversas partes del mundo, y, taxonomistas racionales, tenían que traerse algunos ejemplares y ponerlos todos juntos. En algún sentido, para estudiarlos, pero en general, para beneplácito de reyes o emperadores.
La estancia de Juan Manuel de Rosas en Palermo tenía bañados con pastos, juncos, totoras, por donde andaban aves, pumas, ciervos y hasta un oso, en lo que era conocido como El Jardín de las Fieras.
Sarmiento, en su época de presidente con la creación del Parque Tres de Febrero, lo incluyó en una Sección Zoológica y Botánica.
Eduardo Ladislao Holmberg fue el primer director del Zoológico Municipal, y logró sumarle las 18 hectáreas que tiene hasta hoy.
Pero han pasado 128 años y desde al menos hace 50, muchos, entre ellos las asociaciones protectoras de animales, los ecologistas, la gente con sensibilidad y sentido común, venimos viendo, quejándonos y denunciando que no se puede tener un animal salvaje metido entre 4 paredes por mejor que se lo alimente y por más que los chicos le tiren galletitas. Es una crueldad. Se mire por donde se lo mire. No hay excusa humanitaria para justificar ese encierro. Y tampoco el de los oceanarios, desde luego.
Tuvieron que morirse un montón de animales curiosamente casi al mismo tiempo en Mendoza, La Plata y Buenos Aires, para que alguien diga basta.
Los bichos van a ir a parar a Santuarios en Camboya, India, Brasil y en África, algunos quedarán en reservas naturales de la Argentina, y en ese sitio se creará un ecoparque. 1500 animales había solamente en el zoo porteño.
Uno piensa “al fin!”… y si, qué le vamos a hacer. Los montones de animalitos que pasaron por allí, que se murieron por el encierro, los que la pasaron tan mal, los que tenían esa carita de soledad, ya no están más.
A qué reflexión nos lleva, como especie humana, darnos cuenta ahora, después de 128 años?
A que en nuestras acciones cotidianas hacemos cosas que no están bien, y que sin embargo, el uso y la costumbre, nos venían diciendo que eran tan geniales, que hasta llevamos a nuestros hijos a mirar animales tristes, solos, desesperados, de climas diferentes, que sobrevivían atrás de enrejados purgando quién sabe qué condenas.
Cuántas cosas más, como humanidad, estamos viviendo ahora, de las cuales en un siglo, estaremos espantados?