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Editorial del Programa ECOS del día 24 de Marzo de 2018

 

Prohíben vehículos Diesel en Alemania

 

 

A lo largo de estos 30 años en los cuales ando por senderos ambientales, he visto cómo cosas que parecían imposibles de lograr, fueron consolidándose y haciéndose realidad.
En temas de salud, pienso en el tabaco, que, de estar promocionado por los mismos médicos en los años 50, terminaron siendo objeto de campañas disuasivas mundiales.
Pienso en la sal, que de ser algo habitual y masivo, terminó sacando los saleros de las mesas y promoviendo snaks con menor sal. O con menor cantidad de grasas trans. O en la lucha contra las bebidas gaseosas azucaradas, que, de ser la chispa de la vida, terminaron siendo la causa de obesidad o diabetes.
Pero en los temas ambientales va costando un poco más.
La incineración de basura, en la ciudad de Buenos Aires es un buen ejemplo: durante años, cada edificio tenía su hornito y la gente tiraba por un agujero la basura. Se quemaba todo: plástico, papel, orgánico, todo iba al fuego, y por la chimenea, a la atmósfera, y de la atmósfera democráticamente a los pulmones. Dioxinas, hollín, furanos, la nube que tapaba la ciudad como un hongo se veía desde kilómetros antes de llegar a la ciudad. El cielo era siempre gris. Y cuando uno llegaba a casa a la noche y se sonaba la nariz, el pañuelo (que en ese momento era de tela) quedaba negrito. Los más viejos se acordarán de esto.
(y haciendo un paréntesis cuento que Buenos Aires está coqueteando de vuelta con volver a quemar su basura, aunque disimulándola ahora con mega plantas super tecnológicas, que prometen sacar aires de los Alpes por sus chimeneas, con secretas tecnologías surrealistas)
Pero este año sucedió algo inesperado: en Alemania la justicia aprobó una medida que pone de cabeza varios conceptos que eran firmes como losas: para combatir la contaminación ambiental, ahora se considera legal prohibir la circulación de vehículos diésel en las ciudades.
La contaminación atmosférica en las ciudades ya es algo evidente y va en aumento. Las ciudades en Alemania pueden tomar esa medida sin que les tiemble el pulso, y sin tener esperar a una ley nacional o a un posicionamiento del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El fallo, además, afecta a vehículos diésel con el estándar comunitario "Euro 5", comprados hace poquito.
Y la sentencia afecta tanto a ciudades como a estados federados, el estado federal, particulares y empresas que utilizan vehículos diésel. Y acá entra el transporte público y de carga, especialmente.
Según la Oficina Federal alemana para el Medioambiente, 70 ciudades en ese país superaron en 2017 el tope de emisiones fijado por la normativa europea.
Y dijeron “basta”, la salud es lo primero.
Parece que esta decisión también impacta en el exterior ya que la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, prohibirá la circulación de autos diésel en el centro a partir de 2024, y su par de Madrid, Manuela Carmena, lo dispuso para la capital española desde 2020. Apenitas dos años adelante!
Es que la salud de la población tiene prioridad sobre los derechos de los propietarios de vehículos diésel. Aunque en Alemania circulen 15 millones de vehículos diésel. Porque más de 400.000 personas mueren prematuramente en la Unión Europea por la polución del aire.
Qué más veremos, dentro de equis años, surgir en la normativa, que de la razón a tantos que hoy reclamamos por causas a priori, perdidas?
Guardamos la esperanza de que en algunos años digamos “energía nuclear” o “agrotóxicos” o “incineración” o “transgénicos” y los pibes nos miren espantados y nos digan: ¡Puaj, no..!”