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Editorial del Programa ECOS del día 21 de Abril de 2018

 

Una condena inexplicable: contratos para más centrales nucleares

 

 

Otra vez sopa… radiactiva.
Casi a escondidas, para evitar que nadie vaya a interponerse, el presidente de la nación firmó hace pocos días, aquél acuerdo con China del que se habló hace como dos años, para construir más centrales nucleares.
En medio de la repulsa pública de todos y cada uno de los sitios en los cuales se dijo que se iba a realizar, en medio del retroceso de la energía nuclear en el mundo, en momentos en que se anuncia la posibilidad cercana de tener reactores a fusión, cuando bajan en el mundo los insumos para la solar, la eólica, la biomasa, el país se endeuda en 14.000 millones de dólares para levantar dos centrales más, cuando los pasivos ambientales siguen a la espera de que alguien los remedie, y cuando nuestro país (ni ningún otro) ni siquiera tiene basurero para sus viejos y acumulados residuos nucleares.
Cuando Francia, la meca de la energía nuclear, empieza a apagar reactores y habla de sustentabilidad cuando en verdad manda su basura nuclear por tren a Rusia, para abandonarla allá.
Dinero a veinte años. Basura letal a 20.000 años. A eso se llama buen negocio? Energía sucia, carísima, no renovable, y tremendamente peligrosa.
Tan luego a horas del Día de la tierra, con las renovables en el presente y la fusión a apenas una década, estos contratos con deuda monetaria, ambiental y ética, son incomprensibles.