Editorial del Programa ECOS del día 14 de Julio de 2018
Cuando GAIA resetee al planeta...
El Director General de la FAO Graziano da Silva pide detener el uso de medicamentos antimicrobianos para estimular el crecimiento de los animales de granja
Los antimicrobianos son importantes para proteger la salud de los seres humanos y los animales. Todos usamos antibióticos alguna vez en la vida, desde los años 50 del siglo pasado.
Pero cuando se usan indiscriminadamente y encima, preventivamente todo el tiempo, empiezan a ser un problema.
Y si a esto agregamos que se usan para estimular el crecimiento en el sector ganadero, en la acuicultura y como biocidas en los cultivos, es ya un desastre.
Bacterias, virus y hasta hongos están generando resistencia y suceden en principio varias cosas:
Que esos antibióticos ya no les hacen nada.
Que se aumenta la dosis a ver si se mueren de una vez.
Que esa resistencia se transfiere a los humanos a través de la comida.
Y que se transfiere al medioambiente a través del agua, las excretas, los desechos.
Y eso es un problemón.
El Grupo de Coordinación Interinstitucional sobre Resistencia a los Antimicrobianos, que incluye a la FAO, la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial de Sanidad Animal, caminan por las paredes.
La ciencia mágica que vino a resolver el problema de las infecciones, creyó que derramándose a todas partes iba a poner las cosas mejor, y sin embargo, las ha empeorado, poniendo al ser humano una vez más en un estado de indefensión previo a Flemming en los años 50 del pasado siglo.
Esta amenaza creciente podría provocar a hasta 10 millones de muertes anuales, y más de 100 billones de dólares en pérdidas para la economía mundial en el año 2050.
Y además de los riesgos para la salud pública, implicaciones para la inocuidad alimentaria, y para el bienestar económico de millones de familias de agricultores en todo el mundo.
El Plan de Acción de la FAO busca mejorar la concienciación sobre este problema y las amenazas asociadas, promoviendo un uso prudente de los antimicrobianos.
Ahora, amigos míos… si no tenemos cómo hacer para controlar cosas tan sencillas como que nos saquen el salero de las mesas de los bares o que nadie tira basura tóxica el Riachuelo debajo de las ventanas de los edificios gubernamentales, o que no se formen basurales espontáneos por doquier. ¿Cómo vamos a vigilar que el productor de aves no les dé antibióticos a los pollos, que el de carnes no les inyecte a sus animales, o que no se use a mansalva antibióticos en la limpieza, las aguas, las granjas?
Siempre estamos corriendo al final del camino, no al principio.
Y al principio hay una ciencia no digna que dijo y dice que los usemos, porque cualquier cosa, vendrá la misma ciencia no digna y nos venderá el súper ultra plus antibiótico si acaso nos pescamos una infección y nada parece pararla. O nos moriremos y total, siga participando.
¿Se da cuenta? La ciencia no digna nos dijo que fumemos en los años 50.
Nos dijo que fumiguemos en los años 60.
Que el tratamiento de la basura nuclear es solo cosa de un par de años y se resolverá.
Que comamos transgénicos en los años 90.
Mientras tanto, los problemas sanitarios se van sumando. Gente muere cada vez más por superbacterias resistentes sin que logren salvarles la vida. Abren clínicas de fertilidad en cada barrio. El cáncer se extiende como una epidemia. Hallan plástico disuelto adentro de la mismísima agua mineral. Hallan disruptores hormonales en la leche materna y en la comida para bebes.
¿Que acaso los científicos de la ciencia no digna viven en otro planeta? ¿Sus hijos no respiran?
Gaia tarde o temprano va a hacer como nosotros hacemos cuando en la computadora nos salta error en distintos procesos y programas: apagar y empezar de nuevo. Reiniciar la vida en el planeta.
Quizás los próximos humanos tengan científicos más dignos y más humildes, que hayan entendido finalmente el dinero no se come, no se respira y no se bebe.