Editorial del Programa ECOS del día 25 de Mayo de 2019
Monsanto mandaba espiar
Ustedes sabrán disculpar que vuelva a tocar este tema, pero día a día hay nuevas cuestiones que alimentan la indignación: Monsanto espió a personajes públicos para presionarlos. Y Bayer salió a pedir disculpas por eso…
Una investigación de la televisión pública francesa puso al aire que una agencia contratada por Monsanto recolectaba información para armar perfiles y, así, diseñar estrategias de lobby personalizadas, según los candidatos fueran “aliados”, “potenciales aliados a reclutar”, “a educar” o “a vigilar”.
Los candidatos eran científicos, políticos y periodistas a los que había que vigilar e influir en sus declaraciones públicas sobre el glifosato
La investigación la hizo la televisión pública francesa y la publicó el canal France 2 y el diario Le Monde, que parece ser que era uno de los vigilados, de modo que demandará a la firma.
La agencia de comunicación era Fleishman-Hillard y armaba listas con direcciones privadas, teléfonos, datos personales como si jugaba al golf o qué le gustaba hacer en su tiempo libre, de personas que eran calificadas en el documento de cero a cinco, en función de su credibilidad, de su influencia y de su grado de apoyo a Monsanto.
Si no les gustaba el glifosato, para hacerlos pasar al bando de Monsanto, la tabla desarrolla un plan de acción personalizado para cada blanco: entrevistas cara a cara, envío de materiales pedagógicos.
La cosa se complica pues en la lista de espiados con el objeto de ser influenciados o silenciados hay cuatro científicos del Instituto Nacional de Investigación Agrónomica (clasificados como potenciales aliados a reclutar), dos de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria y de Alimentación (clasificados como “a vigilar”).
Y por otro lado, para aquellos que no había modo de sobornar o convencer, ¿qué tal 17 millones de dólares en un año, a repartir?
Según las pruebas obtenidas por abogados que representan a las víctimas de cáncer que demandan a Monsanto, los documentos internos de Monsanto que fueron reveladas como consecuencia de las más de 11 mil demandas presentadas contra la compañía muestran que, entre otras tácticas, Monsanto ha estado utilizando secretamente a terceros para sus mensajes anti-IARC, porque pensaron que la información sería más creíble si provenía de entidades distintas a Monsanto.
El documento interno de Monsanto de julio de 2015 se llama “Seguimiento a la IARC” y uno de los objetivos era “invalidar la relevancia de IARC” y “proteger la libertad para operar”.
En fin, da como dolor de panza, no?