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Editorial del Programa ECOS del día 3 de Agosto de 2019

 

¿Por qué no se prohíben definitivamente las cosas que hacen daño?

 

 

Leía que la ministra alemana de Agricultura, Julia Klockner, anunciaba que su deseo era que se deje de usar glifosato en la Unión Europea como mucho, en 2022, alegando que antes, hay “poco margen de maniobra”.
Su colega de la cartera alemana de Medio Ambiente, Svenja Schulze, advirtió reiteradamente que Alemania no puede prohibir el uso del glifosato de forma unilateral porque violaría el derecho de la UE, debido a que los países del bloque prolongaron la autorización de este herbicida hasta fines de 2022.
Austria fue el primer país de la UE en prohibir el empleo de glifosato a principios de julio de este año, y se desató un mar de argumentos acerca de si esto es conciliable con el derecho de la UE.
Una vez más, algo que no se entiende se mire por donde se mire:
Si se comprueba que algo (asbesto, tabaco, talidomida, DDT) es perjudicial, ¿Qué argumento está por encima de la salud? que las legislaciones vigentes lo permiten? ¿Es válido eso? Un legista me va a decir que sí.
Y yo me voy a acordar, por ejemplo, del endosulfán, que fue prohibido por el convenio de Estocolmo, pero que países como el nuestro pidieron una dispensa hasta terminar de usarlo porque el stock era muy grande.
Si usted descubre que tiene una gran lata de tomates recién abierta, en la heladera que tiene botulismo, ¿la va a usar igual porque no la quiere tirar?
Cómo podemos llamar a este fenómeno, de saber qué hace mal, pero que “hay poco margen de maniobra” (citando a la ministra) para su eliminación.
¿Y mientras tanto dale que va? ¿cómo se llama eso?
Tengo un puente que cruza un río. El puente se rompe y el agua se lleva un buen trecho. ¿Voy a hacer pasar los autos igual, aunque se caigan y se ahogue la gente, argumentando que no tengo otro puente, que no puedo sustituir ese puente por ahora?
Ustedes disculpen, pero yo no lo voy a terminar de entender.