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Editorial del Programa ECOS del día 18 de Julio de 2020

 

¡Otra nube más! hartos de lluvia radiactiva

 

 

Se acuerda que la semana pasada recordamos la nube radiactiva de Chernobyl, la de Fukushima, ¿y hablé de una del 2017 que provino de territorio ruso pero que nadie se atribuyó?
Bueno, cuando estaba enviando el programa a la emisora, ¡pláf! otra nube radiactiva más! De hecho, cuando envié el aviso del temario de ECOS del 4 de julio y puse que era una nube de Rutenio, rápidamente algunos compañeros me preguntaron ¿ya se sabe que es Rutenio? Ellos hablaban de la nube actual, y yo de la de 2017.
¿Por qué reflexiono sobre esto? Entre Chernobyl y su bube y Fukushima y la suya, pasaron 16 años. Entre la nube de Fukushima y la de 2017, pasaron 6 años. Entre la de 2017 de la que hablé el sábado pasado y ésta nuevita, 2020, pasaron sólo 3…
16, 6, 3… los períodos se achican temerariamente. ¿Cuándo será la próxima? Con algunos hablábamos del excelente negocio de vender paraguas de plomo en Europa, pero más allá del chiste fácil, el espacio entre nube y nube se acortó dramáticamente, y la probabilidad nos alerta de hoy, de mañana. Ya no lo que siempre se dice acerca de la radiación, su improbabilidad, que muere más gente de tabaquismo, etc.
¿Qué pasó ahora, con la nube 2020?
Suecia, Noruega y Finlandia empezaron a preguntar: ¿Y ahora quién fue? porque sus detectores volvieron a sonar. Claro, ya se sabe lo que iban a decir: “Aunque se trata de un nivel bajo e inofensivo para los seres humanos, las autoridades locales emitieron una alerta para investigar el origen de esta peculiar actividad nuclear”. Igual que con Chernobyl, igual que con Fukushima, igual que en 2017.
El OIEA (Organismo internacional de Energía Atómica) logró determinar que estaba relacionada “con el funcionamiento de un reactor nuclear en funcionamiento o en mantenimiento" aunque no ha podido precisar la ubicación del reactor responsable, y le pidió reportes de accidentes nucleares en sus territorios a más de 40 países del viejo continente.
El Instituto de Salud Pública y Medio Ambiente de Holanda dijo que los “radionúclidos provienen de Rusia occidental". Un mapa publicado por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares determinó que los aumentos de la radiactividad cubren el sur de Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia y la frontera del noroeste de Rusia.
Algunos medios apuntaron el telescopio a Chernobyl, pero parece que no. Rusia, a través de su agencia de noticias oficial TASS, citó a un portavoz del operador nacional ruso Rosatom, asegurando que las dos plantas nucleares del noroeste del país no han reportado ningún problema. Las plantas de Leningrado, cerca de San Petersburgo, y de Kola, cerca de Murmansk, dijeron, "operan con normalidad, con niveles de radiación dentro de la norma". Caramba, perdonen que vuelva a lo mismo, pero son las mismas expresiones a horas de Chernobyl… Y agregaron que entre el 1 y el 24 junio no pasó nada de nada que tenga que ver con ellos, y que sus estaciones de monitoreo que chequean la radiación en todo junio 2020 no marcaron dosis elevadas de la radiación gamma que representen peligro para la población. Debo agregar por las mías, que la radiación gamma no tiene emisiones seguras. En absoluto. Es la peor de todas. La que mata en el acto, y atraviesa, llevándose pedazos, el ADN celular.
Sigamos. En Francia está el laboratorio Criirad, especializado en el control de radiactividad, que dijo, ante la posibilidad de que fuese un ioncendio o algo inusual en Chernobyl, que la detección de isotopos radiactivos de muy corta vida lleva a descartar esta pista. La detección en Helsinki de elementos radiactivos de corta duración como cesio 134 (período de 2 años) y especialmente rutenio 103 (período de 39 días), permite excluir que se trate de la combustión de biomasa contaminada por Chernóbyl en 1986. Los números no dan. Esto se escapó de un reactor en funcionamiento ruso, ahora (mediados de junio) y sin embargo, el gobierno ruso a traves de su agencia estatal, Rosatom, lo sigue negando.
Entretanto, miren qué bien, los rusos que se habían enojado con la serie Chernobyl que medio mundo vio, y que se juraron ofrecer su versión, lo han hecho, muy rápidamente: en menos de un año filmaron y están estrenando Chernobyl Abyss, que viene a ser “el abismo de Chernobyl”. ¿Qué nos contarán? La verdad, muero de curiosidad. Habrá que verla.