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Editorial del Programa ECOS del día 22 de Agosto de 2020

 

Químicos peligrosos al acecho

 

 

 

Muy buenas.
Una vez más quiero hablar de químicos peligrosos. Químicos que se inventan en la mente de alguien, o se crean de casualidad.
Se comprueba que sirven para algún fin: por ejemplo, matar un bicho. O darle color a algo. O hacer flexible un material rígido. O hacer que el fuego arda más despacio y darle tiempo a la gente a escapar del incendio.
Se fabrica masivamente.
Se manda al mundo en muchos productos de uso habitual.
Se usa masivamente.
Y un día, se empiezan a ver efectos nada buenos en la gente. El proceso que sigue es más o menos lo mismo:
Primero, los fabricantes dicen que eso son meras calumnias y que no hay nada serio al respecto.
Las víctimas empiezan a juntarse y a hacer preguntas incómodas.
La prensa las entrevista y en paralelo, aparecen señores de delantal blanco y probeta en mano, que en nombre de la empresa que los contrata aseguran que todo es correcto, si se les da el uso para el cual fueron creados.
Pasa el tiempo. Las víctimas aumentan. Corren rumores. Y llega el momento en el que algún investigador independiente, en algún laboratorio independiente se rasca la cabeza leyendo el diario, y dice: buen tema para mi investigación… y empieza a investigar. Y no sólo confirma lo que las víctimas decían, sino que casi siempre descubre más y nuevos efectos negativos.
Sale en los diarios. El señor de la probeta y el delantal desaparece. La empresa dice que de todas maneras ellos ya habían pensado en un sustituto. La ONU lo pone en la lista para incluir en los tratados internacionales que prohíben los tóxicos peligrosos. Y la empresa larga al mercado el Plan B para seguir vendiendo sin perder ganancias.
Que está muy bien que vendan, pero ¿ese Plan B es de veras seguro, ahora? ¿Reemplaza el anterior que resultó que era tóxico, sin exponer a la gente a otra cosa igual o peor?
A veces sí, pero a veces no, como sucede con el teflón de DUPONT, recordemos, el politetrafluoroetileno que libera 15 tipos de gases y partículas tóxicas al aire cuando es sobrecalentado, y puede causar daño pulmonar o síntomas parecidos a los de la gripe, conocidos como gripe del Teflón o fiebre por gases de polímeros, y el otro componente más peligrosos de las ollas y sartenes de Teflón, el ácido perfluorooctanoico (PFOA, por sus siglas en inglés) que puede permanecer mucho tiempo dentro de nuestros cuerpos porque es resistente a la degradación biológica y química, y que se vincula al cáncer de riñón, cáncer testicular, enfermedades de la tiroides, y hasta bajo peso en recién nacidos.
Dupont, retomo, luego de este mismo y exacto proceso que les detallé antes, asumió que su teflón era tóxico en la cocina y aunque se demostró que causaba cáncer en animales de laboratorio, no dijo nada y continuó usándolo sin decírselo a sus trabajadores y al público. Debido a esos problemas y a múltiples demandas en Estados Unidos, dejó de usar el PFOA para fabricar Teflón en el 2015.
¿Estamos a salvo? No, ya que tal como les digo, lanzó el GenX y PFBS que se están utilizando como productos químicos de reemplazo, aunque la EPA confirmó que GenX está asociado con efectos nocivos sobre el riñón, la sangre, el sistema inmunitario, el hígado y el desarrollo. La EPA también lo relacionó con un riesgo elevado de cáncer. Todo esto está en la página de la EPA, pero el teflón sigue colgado en los bazares y las cocinas.
Fin del ejemplo. Todo esto lo señalo, porque con muchas otras sustancias pasa lo mismo. Y me inspira a contarles estas cosas, porque acaban de revelarse los defectos de nacimiento causados por un retardante de llama.
En la Universidad de Georgia han demostrado que la exposición a un retardador de llama (ahora prohibido) puede alterar el código genético en los espermatozoides, lo que lleva a defectos de salud importantes en los hijos de padres expuestos.
Publicado recientemente en Scientific Reports, el estudio es el primero en investigar cómo el bifenil-153 polibromado (PBB153), el componente químico primario del retardador de fuego FireMaster, impacta la reproducción paterna.
Dice el reporte que en 1973, se estima que 6,5 millones de residentes de Michigan estuvieron expuestos a PBB153 cuando FireMaster fue enviado accidentalmente a fábricas de granos del estado donde ingresó al suministro de alimentos. En las décadas posteriores, una serie de problemas de salud que incluyen decoloración de la piel, dolor de cabeza, mareos, dolor en las articulaciones e incluso algunos tipos de cáncer se han relacionado con la exposición.
Pero ese químico fue ampliamente utilizado como un retardante del fuego en los termoplásticos utilizados en la construcción, en carcasas de maquinaria y en productos industriales y eléctricos, así como en espumas de poliuretano para tapicerías de automóviles. Una parte considerable de la sustancia producida llega tarde o temprano, a afectar al medio ambiente, debido a la gran estabilidad de estos compuestos.
En el caso de 1973, los niños de quienes estuvieron expuestos también parecían experimentar una serie de problemas de salud, incluidos acumulación en el escroto para los hijos recién nacidos y una mayor probabilidad de muerte fetal o aborto involuntario entre las hijas adultas.
Sin embargo, se ha hecho poco trabajo para comprender cómo la exposición química podría haber afectado los genes transmitidos por un padre expuesto.
Todavía es un hallazgo relativamente nuevo que las exposiciones de un hombre antes de la concepción pueden afectar la salud de sus hijos.
PBB153 provoca cambios en el ADN en los espermatozoides de una manera que cambia la forma en que se activan y desactivan los genes. PBB153 parece activar estos genes en los espermatozoides que deberían desactivarse.
Estos químicos ya no solo son tóxicos parta quien tenga contacto con ellos: sus hijos, aun no nacidos, también recibirán su impacto.
El 23 de junio de 2015 el registro de sustancias del Chemical Abstract Service ha llegado a los cien millones. Hoy ya los hemos pasado ampliamente.
La velocidad es de varios miles de nuevas sustancias al día.
¿Ustedes creen por un momento que existen controles para cada una de ellas? Que hay un ejército de empleados públicos en cada país revisando cada una de las miles de sustancias que se echan al mundo?
Cierro citando al amigo Paul Conett, de Gaia, que nos recomienda "NO DEJEN QUE LOS EXPERTOS ANULEN SU SENTIDO COMÚN".