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Editorial del Programa ECOS del día 10 de Abril de 2021

 

Verde dudoso en EEUU

 

 

Hace unos días, leía una nota en el diario perfil, muy bien escrita por Leandro Dario, en la cual recordaba a aquélla película interpretada por Julia Roberts, llamada Erin Brokovich, película que muestra la batalla legal contra la Pacific Gas and Electric Company, gracias a una abogada activista que lucha contra la contaminación del agua en su país.
Dario cita un artículo en The Guardian titulado “Querido Joe Biden: ¿Me estás cargando?”, adonde Erin se dirigió al presidente de su país, diciendo: “Tenía esperanzas de que esta nueva administración marcaría el comienzo de un nuevo día. Cuando se anunciaron las selecciones para el equipo de transición de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), me sentí preocupada y descorazonada porque había una persona de la industria química en la lista”.
Y el colega nos cuenta que “Michael McCabe, un histórico asesor de Biden en el Senado, trabajó entre 2003 y 2006 como consultor de DuPont, una compañía acusada de contaminar napas de agua con el ácido perfluorooctanoico PFOA utilizado, entre otras cosas, para fabricar sartenes y ollas de teflón, ropa resistente al agua, y envases de comida. McCabe trabajaba en DuPont cuando la compañía fue demandada por arrojar 7.100 toneladas de PFOA en West Virginia y contaminar las napas que abastecían a 100 mil personas.
Ese caso también llegó a Hollywood, con la película Dark Waters, protagonizada por Mark Ruffalo.
Según consignó Brockovich en su libro “Superman no va a venir: nuestra crisis nacional del agua y lo que nosotros, el pueblo, podemos hacer al respecto”, hay 40 mil productos químicos en el mercado estadounidense, de los cuales apenas cientos están regulados por las autoridades. La contaminación incide en una mayor proporción de casos de cáncer o hipotiroidismo y además, deprimir el sistema inmune.
Biden enfrenta varios dilemas políticos vinculados con su gestión ambiental. Su narrativa electoral postuló una transición hacia energías limpias, en un guiño al electorado más progresista del partido demócrata.
En su página web, propone “que las comunidades de todo el país, desde Flint, Michigan, hasta Harlan, Kentucky, y la costa de New Hampshire, tengan acceso a agua potable limpia y segura”, al tiempo que promete “tomar medidas contra las empresas de combustibles fósiles y otros contaminadores”.
Pero con la designación de McCabe el presidente se enfrenta a un complejo equilibrio, entre sus propios impulsos políticos y la urgente reactivación de la economía. Si diese un paso en falso, provocaría la desafección de muchos de sus votantes, entre ellos artistas, científicos, las minorías y los jóvenes que lo llevaron a la Casa Blanca.
Una fallida política medioambiental también afectaría su credibilidad. Biden reincorporó a su país al Acuerdo de París. ¿Con qué autoridad reclamará que otros países reduzcan las emisiones de Gases de Efecto Invernadero si no puede garantizar que sus ciudadanos consuman agua limpia y saludable en sus comunidades?
Desdeñar un área que el propio Biden puso en el corazón de su proyecto político tendría severas implicancias en Estados Unidos, en la capacidad de atracción de otros actores mediante sus políticas, valores y cultura. Paradójicamente, la protagonista de una película de Hollywood, “la fábrica de sueños” y faro de ese poder blando, es quien le marca la cancha a Biden”.
Muy linda nota del colega Dario en perfil.