Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 21 de Agosto de 2021

 

¿Mentirosos o criminales?

 

 

Muy buenas… Hace pocos días, el Gobierno a través de la resolución 414 del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) estableció la prohibición de la importación del insecticida clorpirifos (etil y metil) a partir de los 45 días de publicada esa decisión. También dictaminó una prohibición de elaboración y fraccionamiento "a partir de los noventa (90) días de entrada en vigencia la presente resolución". En cuanto a la comercialización y uso, el organismo dispuso un lapso de 455 días para su erradicación final (si nos entendemos, más de un año largo), durante el que el clorpirifos se podrá seguir utilizando hasta agotar el stock, como dicen en el supermercado.
Los acuerdos de Estocolmo y de Rotterdam terminaron de incluir este veneno en sus listados y parece que por Argentina sonó algún timbre.
El clorpirifos fue creado por Dow Chemical, y se aplica generosamente en la mayoría de los cultivos de la Argentina en fórmulas para aplicar en frutas, verduras, semillas y el jardín.
Análisis independientes vienen encontrándolo en las aguas superficiales, en los vegetales de consumo. Está por todas partes, porque mientras miramos al glifosato, el clorpirifos ha avanzado enormemente. Es un organofosforado que se usa desde los años 60. La Dow, fue multada varias veces, tanto por ocultar el riesgo del producto como por asegurar que era seguro.
No solo intoxica, sino que puede producir retrasos mentales y físicos, pérdida de inteligencia, cambios en la conducta, y hasta autismo. Son sólo algunos de los efectos que de pronto, 60 años después, las autoridades deciden tomar en cuenta.
Y es solo uno de los cientos de productos que se usan, y sobre los cuales seguiremos escuchando que son seguros, segurísimos, hasta que la liebre salte un buen día y demuestre que era una banda de mentirosos la que así lo afirmaba. ¿Mentirosos o criminales?