Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 23 de Octubre de 2021

 

Tropelías ambientales sin sanción

 

 

Otra vez a mirar la costa de California, que está para el cachetazo, diríamos en el barrio. Recordarán los residuos nucleares en la arena, en cajones de cemento. O los miles de barriles del tóxico DDT arrojado frente a las playas. Pues hace un par de semanas se les puso negra la cosa, porque se rompió un caño. Las autoridades locales calificaron el vertido de «catástrofe ambiental» y de «potencial desastre ecológico».
Miles de barriles de petróleo frente a la costa del sur de California, en Estados Unidos, provocando la muerte de cientos de peces, aves empetroladas y humedales contaminados. Con una mancha de petróleo de muchos Km. cuadrados del Océano Pacífico frente a Huntington Beach, a unos 65 kilómetros al sur de Los Ángeles, y que motivó que el Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California cierre la pesca en las zonas costeras afectadas por el vertido. Los funcionarios de salud emitieron un aviso pidiendo a los residentes que eviten las actividades recreativas en la costa y han recomendado que las personas que puedan hayan estado en contacto con el petróleo busquen atención médica.
Ha sido una plataforma petrolera de Beta Offshore, una filial de un grupo con sede en Houston, que tiene allí instalaciones que operan el oleoducto desde fines de la década de 1970.
La compañía ha sido citada por reguladores federales por más de 100 violaciones en los últimos 11 años, incluidas al menos dos que provocaron lesiones a los trabajadores, y su empresa matriz entró en bancarrota hace varios años. Sin embargo opera las plataformas Elly y Ellen frente a la costa de Long Beach, que se cree que son la fuente de la fuga de petróleo.
La empresa matriz pasó por la quiebra, le cambiaron el nombre a Amplify Energy Corp. Ya ha tenido 125 incidentes de incumplimiento documentados por la Oficina de Seguridad y Cumplimiento Ambiental, una agencia federal que supervisa la industria de perforación en alta mar. De ellos, según muestran los registros de la oficina, 53 fueron advertencias, 71 fueron violaciones de "cierre de componentes" y una fue una violación de "cierre de instalaciones".
Las advertencias deben corregirse "dentro de un período de tiempo razonable" especificado por la agencia, mientras que las infracciones de encierro "deben corregirse antes de que el operador pueda continuar con la actividad en cuestión", según el sitio web de la oficina.
Por qué detallo esto? porque es casi de manual: empresas que se precarizan, que aumentan su riesgo ambiental a límites increíbles, que cualquier cosa presentan quiebra, cambian de nombre y siguen, en tanto las autoridades los dejan, les siguen mandando multas e infracciones como si fuesen tarjetas de navidad que quedan en un estante, y que luego del chas chas, les dicen que deben arreglarlo todo en un tiempo “razonable”…
Hoy es esto, mañana son residuos mineros, radiactivos, otros químicos, pesticidas vencidos o prohibidos, volúmenes de material altamente peligros que se maneja, se abandona, se vierte… Mientras siguen saliendo y llegando papeletas a oficinas en agencias de supuesto control, que lo más que hacen es darles tiempos “razonables” para que se adecuen.
Razonables con respecto ¿a qué? ¿Cuál es el tiempo razonable para contaminar un humedal? ¿O napas de agua? ¿Cuál es el tiempo “razonable” que voy a dejar seguir una empresa que está atada con alambres y a la cual ya le hice 125 actas de infracción?
Si esto pasa en las narices de la EPA, si esto ocurre abajo del reflector… ¿Qué nos espera por estas latitudes?