Skip to: Site menu | Main content

Editorial del Programa ECOS del día 16 de Abril de 2022

 

Levantan prohibición de trigo OMG por la guerra, en Europa

 

 

Luego del increíble estallido entre Rusia y Ucrania, la Unión Europea está flexibilizando los requisitos para el ingreso de materias primas, buscando no perder el abastecimiento interno. España y Portugal están retirando barreras fitosanitarias y por ello, por ejemplo, le abrieron la puerta al maíz argentino.
Se cree que otros países de Europa van a hacer lo mismo con éste u otros productos agropecuarios. Se basan en lo que se llaman circunstancias excepcionales.
Con ellas, los Estados miembro pueden autorizar el uso en la alimentación animal de mercaderías que no cumplen las condiciones que establece la legislación.
Este escenario se puede contemplar desde varios ángulos.
Por un lado, no tardaron en salir las declaraciones de los productores diciendo que son oportunidades de mercado que estaban cerradas para Argentina.
Por otro lado, si lo miramos desde quienes tienen que alimentar a sus animales en un contexto de guerra y no tienen con qué, puede ser un alivio.
Pero me parece que más allá de ello (y que confío en que terminado el conflicto y recuperado el flujo de mercaderías entre los continentes, se cancele este permiso) es interesante verlo como que se elige el “mal menor”: hambre para los animales o alimento transgénico con pesticidas?
Y, si estamos hablando de “mal menor”, como claramente se desprende de los decires tanto de la cancillería portuguesa como de la española, lo están equiparando al hambre. El hambre está mal. Pero también está mal comer transgénicos con pesticidas.
Y si le damos de comer transgénicos con pesticidas a los animales, es porque hay una guerra y antes que se mueran, de última que se enfermen o enfermen a quienes se coman su carne.
Esto no es un juego semiótico. Es clarísimo. Se asume –al menos en la Unión Europea- que los piensos transgénicos con pesticidas son una mala cosa, que en tiempos normales no hay que comprar ni darle de comer a nadie.
¿Por qué por estas playas se sigue insistiendo en avanzar por ese camino?
Los cultivos transgénicos son parte de ese gran problema que, junto a los pesticidas, nos ha puesto en una situación sanitaria crítica, con la emergencia de un sinnúmero de patologías asociadas a la exposición a los OMG y a los pesticidas residuales.
¿Cuál es el sentido? ¿Terminar con el hambre en el mundo? Eso ya nos lo dijeron desde los años 50 hasta ahora con la revolución verde y las grandes químicas diciendo que se harían cargo del problema. Después ante el fracaso estrepitoso, nos lo volvieron a decir en los 90, con los transgénicos. Pero el dial no se mueve. Ya van más de 70 años de promesas, y de apuesta a una tecnología que evidentemente no sirve.
Por otro lado, lo que sí es evidente es que una tierra sana da productos sanos y que alcanzarían para todos si les dejaran. Que no enfermarían a nadie y que ahora sí, con alguito del apoyo que el mundo químico recibe, el hambre ya no sería un problema. Porque el alimento quedaría fuera de las garras de las distribuciones inducidas, y la cosa sería más horizontal, de cercanía, sana y barata. Pero bueno, así estamos.