Editorial del Programa ECOS del día 23 de Julio de 2022
La Rural desembarca en el CONICET
No quería dejar pasar más tiempo sin mencionar acá que el Gobierno designó a un miembro de la Sociedad Rural Argentina como parte del Directorio del Conicet, si, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
La Sociedad Rural no investiga. Produce. Y produce claramente con el viejo modelo químico, con el uso de sustancias peligrosas para la salud, y que parece hacer oídos sordos a que hay otra manera sana y segura de producir.
Es como poner en el staff del ministerio de salud al dueño de un laboratorio de medicamentos. O aún, en el área espacial de la CNEA a un terraplanista…
Este señor es un miembro central del agronegocio. ¿Adentro del CONICET?
El CONICET tiene un directorio que inventó el ex presidente Menem, con un presidente que nombra el Poder Ejecutivo Nacional, y tiene, además, ocho miembros, de los cuales cuatro han sido elegidos por investigadores del mismo CONICET, como sería lógico que suceda, aunque hay sesgos particulares, por decirlo de algún modo.
Contaba la Agencia Tierra Viva que la idea de elegir un representante de las entidades que se autodenominan "del campo" tanto como de la “industria”, nació en aquel momento con el decreto de Menem 1661/96. De ahí se elige políticamente entre Conicet, Ministro de Ciencia y Técnica y, el Presidente de la Nación.
Curiosamente ese mismo año el menemismo a través del entonces secretario de Agricultura, Felipe Solá, aprobó la soja transgénica de Monsanto y su herbicida estrella, que fue el huevo de la serpiente de este modelo químico del que hoy estamos tratando de salir. Maltrechos, pero esperanzados.
Manuel García Solá es empresario, ex funcionario del menemismo y hoy integrante del Directorio del Conicet. Como para seguir sosteniendo un modelo agroindustrial basado en grandes empresas.
El Comité Nacional de Ética en Ciencia y Tecnología (Cecte) en 2004 cuestionó que Monsanto haya ofrecido un “Premio a animarse a emprender” para proyectos de biotecnología. Nadie hizo caso a los cuestionamientos.
Recuerdo cuando la decana de Agrarias en la UNR salió a los medios a decir que Monsanto formaba sus cuadros en su Facultad. Y decía la verdad. Y ella si fue removida gracias a una lapidaria reacción del Comité de ética de la Universidad.
Eran épocas del ataque a Andrés Carrasco, del negacionismo, del tomate un vasito de glifosato, y de la defensa a capa y espada de sustancias que hoy, como el Endosulfán, están prohibidísimas por acuerdos internacionales en todo el planeta.
Eran épocas en que aquel CONICET hizo a medida un informe quitándole importancia a la toxicidad del herbicida.
Eran épocas en que las autoridades del Conicet le prohibieron a Andrés Carrasco hablar en la Feria del Libro.
Conicet también participa en la Conabia, la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria dando apoyo formal a este modelo químico que depende de semilla modificada y agrotóxicos para funcionar.
Ya no se puede tapar el sol con el dedo y las externalidades son escandalosas.
No voy a enumerar lo que podemos escuchar en estos 25 años de programa, observar directamente en el campo y en las comunidades rurales, especialmente en las salas de salud, en los hospitales públicos, en los resultados de tantísimos análisis, en los trabajos de derivas, de empobrecimiento de suelos, etc. etc. etc.
Si no revisamos estas cosas a la luz de la evidencia, de los habitantes, de los territorios, la ciencia con el CONICET estarán adentro de una caja negra en la cual se hablan entre empresarios, mientras el mundo y la vida, pasan afuera.