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Editorial del Programa ECOS del día 10 de Diciembre de 2022

 

El PNUMA reacciona con los pesticidas

 

 

Muy buenas. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, acaba de publicar un trabajo llamado Efectos de plaguicidas y fertilizantes sobre el medio ambiente y la salud y formas de reducirlos: Imaginando un mundo sin riesgos químicos.
Es la agencia intergubernamental que supuestamente define cosas que sus miembros, los gobiernos de los diferentes países del mundo, debiesen ejecutar, o al menos, asumir como líneas políticas de acción.
La conclusión principal es que: “El objetivo mundial de reducir al mínimo los efectos adversos de los productos químicos y los desechos para 2020 no se ha alcanzado ni para los plaguicidas ni para los fertilizantes. Seguir como hasta ahora no es una opción.”
Veamos, estos diez puntos de síntesis que se enumeran como prólogo:

La demanda, la producción y el uso de plaguicidas y fertilizantes en todo el mundo han aumentado de manera constante en los últimos decenios. Las ventas mundiales combinadas siguen creciendo a un ritmo aproximado del 4,1 % anual y se prevé que alcancen los 309.000 millones de dólares de los Estados Unidos en 2025.
La demanda de cultivos, bienes y servicios está impulsando la producción y el uso de plaguicidas y fertilizantes. El aumento de la demanda de alimentos es uno de los factores principales, pero también está creciendo la de cultivos destinados a piensos, fibras, combustibles y materias primas. En la actualidad una pequeña fracción de los cultivos está certificada conforme a normas de sostenibilidad.
Si bien los plaguicidas y los fertilizantes proporcionan diversos beneficios, las pautas de producción y utilización actual y prevista, y la falta de una gestión eficiente, conllevan una serie de efectos adversos para la salud y el medio ambiente a lo largo de sus ciclos de vida. Esto no es sostenible.
Los plaguicidas tienen efectos agudos y a largo plazo sobre la salud. Se ha estimado que cada año se producen unos 385 millones de casos de envenenamiento involuntario y no mortal por plaguicidas, y aproximadamente 11.000 muertes. También existe una relación importante entre la exposición ocupacional y residencial a los plaguicidas y las consecuencias adversas para la salud, entre otras, cánceres y efectos neurológicos, inmunológicos y reproductivos. Por otra parte, se ha observado que los riesgos de los plaguicidas en la dieta son limitados.
Los plaguicidas y sus productos de degradación son omnipresentes en el medio ambiente, incluidos los suelos y las aguas superficiales y subterráneas.
Con frecuencia se detectan a niveles que superan las normas jurídicas o ambientales. Se han observado efectos perniciosos de los plaguicidas en las abejas y los enemigos naturales de las plagas, las poblaciones de aves, los organismos acuáticos y en la biodiversidad.
Los efectos adversos de los fertilizantes se deben principalmente al uso excesivo e ineficiente que se hace de ellos, que provoca pérdidas de nutrientes en el medio ambiente y otras consecuencias negativas, como la contaminación del agua potable y la eutrofización de los sistemas de agua dulce y las zonas costeras. Algunos fertilizantes tienen también efectos sobre la vida humana debido a prácticas de almacenamiento inseguras.
Sigue habiendo importantes lagunas de conocimiento que dificultan la plena comprensión de algunos de los mecanismos y procesos que dan lugar a los efectos adversos de los plaguicidas y los fertilizantes, y la eficacia de algunas medidas de control. No obstante, las pruebas disponibles justifican suficientemente la adopción de medidas públicas y privadas adicionales para evitar o reducir los efectos adversos potencialmente graves o irreversibles.
Se han hecho avances en la mejora de la gestión de los plaguicidas y los fertilizantes, incluso mediante acuerdos internacionales. Sin embargo, estos acuerdos no han sido suficientes para abordar exhaustivamente todos los efectos perjudiciales para el medio ambiente y la salud.
Para hacer realidad un futuro seguro desde el punto de vista de los productos químicos y con menores efectos adversos de los plaguicidas y los fertilizantes, se requieren medidas progresivas y transformadoras para atajar las causas fundamentales y modificar la demanda del mercado, acompañadas de medidas propicias y favorables.
Mientras que los interesados en la cadena de valor y el sistema agroalimentario están contribuyendo a reducir los efectos adversos de los plaguicidas y fertilizantes, existe la necesidad de aumentar su compromiso mediante metas y hojas de ruta.
Y, agregan conclusiones principales y opciones de acción prioritaria para reducir al mínimo los efectos adversos de los plaguicidas y los fertilizantes en el medio ambiente y la salud, para que las examinen todos los interesados pertinentes, tomando en consideración los contextos locales:

- Acciones prioritarias de transformación:
- Incentivar la elección y el consumo saludable y sostenible de los consumidores. (Agrego: aplausos para PNUMA)
- Cambiar sustancialmente la gestión de los cultivos y adoptar enfoques basados en los ecosistemas.
- Utilizar instrumentos económicos para crear reglas de juego equitativas para productos y enfoques más ecológicos.
- Promover el uso de la financiación directa para fomentar la agricultura sostenible. (Agrego: terminar con los subsidios a la agroindustria)
- Adoptar enfoques integrados y de ciclo de vida para la gestión racional de los plaguicidas y los fertilizantes.
- Fortalecer las normas y adoptar políticas empresariales para la gestión sostenible de la cadena de suministro.
- Acciones prioritarias para mejorar la gestión de los plaguicidas:
- Reforzar el control de la distribución y el uso de plaguicidas y la aplicación de la legislación conexa.
- Ampliar la elaboración de evaluaciones internacionales de plaguicidas.
- Reducir al mínimo o eliminar los riesgos que plantean los plaguicidas altamente peligrosos.
- Reforzar la vigilancia posterior al registro de los plaguicidas y sus efectos. (Agrego: los ocultos registros a base de declaraciones juradas)
- Dar prioridad al desarrollo de plaguicidas de bajo riesgo y bioprotectores, así como a su accesibilidad.
- Afrontar el comercio de plaguicidas de baja calidad, ilegales y falsificados. (Agrego: al fin se considera el escandaloso comercio negro!)
- Apoyar la adopción de una responsabilidad ampliada sobre los productos por parte de todos los fabricantes y comerciantes de plaguicidas. (Agrego: al fin la responsabilidad ampliada!)
- Acciones prioritarias para mejorar la gestión de los fertilizantes y nutrientes:
- Garantizar políticas nacionales integrales para el control de calidad de los fertilizantes.
- Promover la circularidad de los nutrientes.
- Subsanar las deficiencias de información y conocimientos para la gestión eficaz de los fertilizantes y los nutrientes.
- Fortalecer las políticas a nivel mundial para respaldar el uso sostenible y seguro de los fertilizantes.
- Ampliar la capacitación de todos los interesados pertinentes en materia de gestión de fertilizantes y nutrientes.
- Asegurar el acceso a fertilizantes adecuados y asequibles.

Todo esto está en el documento de PNUMA “Efectos de plaguicidas y fertilizantes sobre el medio ambiente y la salud y formas de reducirlos. Imaginando un mundo sin riesgos químicos”.
Indicaciones para gobiernos, que deben a través de sus autoridades, era inimaginable hace diez años que una agencia intergubernamental pueda hablar de estas cosas y decir, como dicen: Seguir como hasta ahora no es una opción.
Estamos hablando de comida. Pensemos en qué comida producimos, en las personas que la producen, en cómo se hace eso. Habla de controles. ¿Controlar cómo? ¿Controlar quiénes? ¿Funcionarios que afirmen que se pueden tomar un vasito de glifosato que nada sucederá? En fin, parece una buena luz en este difícil camino hacia un futuro más sustentable.