Editorial del Programa ECOS del día 17 de Junio de 2023
Procastinación en la cumbre para el tratado sobre plásticos
Procastinar: esa es la palabra clave en la última cumbre del Comité de Negociación Intergubernamental sobre plásticos, que se realizó en París hace apenas diez días, con el objetivo de crear el primer tratado de plásticos, una ley internacional legalmente vinculante destinada a reducir la contaminación plástica en todo el mundo, que contempla el ciclo de vida completo del plástico.
El proceso recién comienza y terminará a fines del año próximo, e idealmente debe incluir objetivos claros de reducción de plástico, erradicar para siempre los tóxicos que se adicionan a los plásticos, excluir las eternas soluciones falsas como la incineración, el reciclaje químico y hasta los locos créditos de plástico. Debe, asimismo, buscar y promover soluciones de cero desperdicios, ya que, si no, estaremos todo el tiempo comprando trapos para secar en vez de cerrar la canilla.
Estuvieron las voces del sur global, claro, entre ellos, el movimiento #breakfreefromplastic, GAIA, IPEN, la Asociación de Médicos por el Medio ambiente, y tantísimos otros de todo el mundo.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente a horas de iniciarse, avisó que podrían ingresar solamente 1 por organización… cuando ya estaban en viaje cientos de activistas. Hubo lío, claro, y a prepotencia de reclamo dejaron entrar a más participantes. Claro que se contabilizaron 190 lobbistas de la industria plástica, que se la pasaban hablando de la economía circular y el eterno reciclaje. Promovían falsas soluciones como la quema en cementeras u hornos, que curiosamente suelen estar en los países del sur.
Líderes indígenas de todo el mundo se reunieron públicamente para exponer cómo son víctimas de la contaminación plástica como una forma de colonialismo, y recordándole a los líderes de los países que no estamos separados de la naturaleza, que “somos” naturaleza.
Durante los dos primeros días, un pequeño puñado de grandes países productores de petróleo y plástico, plantearon todos los temas de procedimiento para retrasar las discusiones sobre el contenido concreto y perderse en cómo se votará, quienes lo harán, etc. etc. Tratando de conseguir que sea por consenso, cosa de que si un solo país de los 175 que participaban dice un “pero” … no se aprueba. En otras negociaciones se usa el 2/3, que es más razonable y práctico que el consenso. Pero Rusia, China, Arabia, Brasil y Argentina, afirman lo contrario… Y es posible que seamos parte del podio de los bloqueadores… aún no se ha definido.
Los Estados miembro aprobaron un mandato para desarrollar el "borrador cero" del tratado, que se convertirá en la base de las negociaciones para la siguiente reunión, en Nairobi, Kenia, en noviembre, con la esperanza de que ese borrador incluya una respuesta sistémica a esta crisis de plástico, su contribución al cambio climático, su impacto sobre la biodiversidad y los humanos como parte de ella y las desigualdades sociales.
El final fue destacado con el llamado de la sociedad civil a los gobiernos para que no permitan el uso de tácticas y procedimientos dilatorios.
Algunas perlitas positivas fueron que Ruanda, Ecuador, México, la Unión Europea y otros, pidieron objetivos concretos de reducción global en la producción de plástico, pidieron obligaciones de divulgación intensas como se hizo con el Tabaco, y algo interesantísimo, aplicando el principio de precaución al abordar los microplásticos.
El problema es que muchos países continuaron promoviendo soluciones falsas como el reciclaje químico, y la gestión de la contaminación plástica en vez del origen del problema.
El GRULAC es un grupo de diálogo y concertación, no vinculante, de todos los Países de América Latina y el Caribe, y dice en su declaración final, primero que no se olviden de la contaminación plástica en el medio marino, que afecta la biodiversidad, la pesca, la industria naviera y la seguridad alimentaria. Y por suerte apunta a patrones de consumo y producción sostenibles, así como a la responsabilidad extendida al productor, que es el cuco de la industria. Derechos humanos, inclusión socioeconómica, vuelven a aparecer por acá. Y menciona que hay que llamar al “Grupo científico normativo” de la ONU que se supone que va a revisar bajo la luz de la evidencia, las cuestiones técnico científicas.
Argentina presentó un documento en el cual habla de la necesidad de que haya entre países más o menos desarrollados, responsabilidades comunes pero diferenciadas con criterios de gradualidad. Que haya herramientas para concretar sistemas de responsabilidad extendida del productor. Que haya un enfoque de derechos humanos para una transición justa en todos los actores en la cadena de producción y consumo, trabajar en la identificación de los plásticos problemáticos y usos permitidos y/o prohibidos del material recuperado. (Me acuerdo que el 26 de julio 2021 salía en el diario El Litoral de Corrientes “Bella Vista: reciclan envases fitosanitarios para fabricar desde tanques hasta maderas”. ¡La nota afirmaba que ya trituraron 30.000 bidones de agrotóxicos para ser la materia prima en la elaboración de… tanques de agua! Y el gobernador entonces Gustavo Valdés, dijo que esos tanques se podrían instalar en las casas que el Instituto Nacional de la Vivienda de Corrientes está construyendo.
En fin. Sigamos con el tratado sobre plásticos.