Editorial del Programa ECOS del día 22 de Julio de 2023
A Nucleoeléctrica le crecerá la nariz
Muy buenas… mi amigo y colega Cristian Basualdo escribió una excelente nota acerca de la famosa reparación para Atucha II, que supuestamente sería patriota y argentina, en vez de caer en las garras filibusteras de la empresa alemana Siemens, que nos pedía 400 millones de dólares para hacer algo que nosotros, los genios argentinos, bien podemos atar con alambre por la friolera de 20 millones solamente. Situación que supo envolver en un inmerecido engaño a otros colegas de buena fe.
La nota se titula “Atucha II: nunca existió una propuesta de Siemens para reparar el reactor” y en ella, Cristian señala:
“Los medios de comunicación se limitaron a reproducir una versión de Nucleoeléctrica sin verificar la información que le brindaron al público.
Un informe de la Televisión Pública sobre la reparación de la Central Nuclear Atucha II consistió en un contrapunto entre Horacio Embón y Nora Bär, periodista especializada en ciencia y tecnología, durante el cual se informó que la empresa alemana que había construido la central pidió entre 2 y 4 años de tiempo para desmontar el reactor a un costo de más o menos 400 millones de dólares, entonces, los técnicos argentinos decidieron repararlo por su cuenta a un costo de entre 15 y 20 millones de dólares.
Numerosos medios de comunicación dieron versiones similares, por ejemplo, El Cronista informó que “el diseñador alemán Siemens KWU proponía desmontar la central para arreglarlo, lo que hubiera demorado 5 años con un costo superior a los u$s 400 millones”. Ámbito y Perfil hicieron lo propio.
Consulté a Siemens para chequear esta información, la empresa alemana contesto lo siguiente: “No hicimos tal propuesta de reparación, nuestro alcance en este proyecto en particular involucra sólo la isla de la central convencional, que considera las turbinas de vapor y la instalación eléctrica. No participamos en la parte nuclear de la central”.
Lo cierto y verdad es que no existió una propuesta de Siemens para reparar el reactor Atucha II. Los medios de comunicación se limitaron a reproducir la versión de Nucleoeléctrica sin verificar la información que le brindaron al público.
En una nota publicada el pasado mes de mayo, califiqué de fake news a la noticia de los 400 millones de dólares del diseñador alemán. Para llegar a esta conclusión no es necesario un doctorado en ingeniería nuclear, lo que hice fue reconstruir lo obvio, desde un primer momento, en Nucleoeléctrica “se confió en apelar exitosamente” a extraer la pieza suelta en el fondo del reactor (Ver Econo Journal, 23 de enero de 2023) mediante herramientas operadas en forma remota.
Desarmar el reactor tiene limitaciones técnicas difíciles de sortear, las mismas que llevaron a descartar esta opción en 1988 para la reparación de Atucha I y que se pueden leer en el libro “Crónica de una reparación (im)posible – El incidente de 1988 en la Central Nuclear Atucha I”, páginas 63 y 64. Abrir el recipiente de presión levantando su tapa, “habría traído de suyo retirar todos los elementos combustibles, los internos del reactor y el blindaje superior”. Los reactores de Atucha presentan diferencias importantes respecto de los reactores alemanes, “en los reactores PWR la parte superior se encuentra ocupada por agua liviana, mientras que en los PHWR se montaron bloques de acero de varias toneladas”, para disminuir el volumen de agua pesada y el consiguiente costo de la inversión. Solo el retiro de estas piezas podía llevar alrededor de un año y eso “era a todas luces una aventura de final impredecible”.
Otro dato para darse cuenta de la falsedad de la noticia, es que el diseñador alemán ya no existe. Atucha II fue diseñada por una empresa subsidiaria de Siemens AG llamada Kraftwerk Union Aktiengesellschaft (KWU), que fue vendida a la empresa francesa Framatome ANP en 2001. Para el denominado completamiento de Atucha II, Nucleoeléctrica tuvo que cumplir con el requisito de tener una autoridad de diseño y asumir la dirección del proyecto, así llegó a un acuerdo con Siemens durante los años 2004 y 2005.
La fábula del diseñador costoso surgió de una necesidad narrativa de Nucleoeléctrica, no es lo mismo anunciar un gasto que un ahorro, tampoco es lo mismo decir que no había otra opción que extraer la pieza y, sin reponerla, poner en marcha el reactor, que plantear una disyuntiva para mostrar que el camino elegido por los técnicos argentinos es el mejor.” Cristian Basualdo
Una vez más, no hay modo de que el mundo nuclear se saque la capa de mentirosos, y están jugando con algo mucho peor que el fuego.