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Editorial del Programa ECOS del día 27 de Abril de 2024

 

Biomas perdidos en América del Sur

 

 

Durante la Conferencia número 27 de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP27) en Egipto se habló de cuánta vegetación natural se ha perdido y qué significa eso en términos de gases de efecto invernadero para el cambio climático. La iniciativa MapBiomas publicó un estudio que analizó la cobertura y uso de suelo de los biomas de Amazonía, Chaco, Pampa, Bosque Atlántico y Cerrado en territorios de Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guayana, Surinam, Guayana Francesa, Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay y Bolivia. 140 científicos de 70 organizaciones de diez países, agrupados en la red MapBiomas, analizaron las imágenes del satélite Landsat. Y se tomaron el trabajo de examinar manualmente uno a uno los píxeles de cada imagen para determinar si en su interior había agricultura, pastizales, agua, bosque, formaciones no naturales o zonas inundables. Después, la información fue procesada y todo se juntó en un único mapa que determinó la pérdida de 55 millones de hectáreas de vegetación natural en América del Sur en dos décadas. Podrían haber analizado datos más viejos, pero no todos los biomas que analizaron contaban con esos registros, entonces prefirieron hacer el cálculo de aquello que sí podían comparar. Y si, del 2000 al 2019, los cinco principales biomas de América del Sur perdieron 55 millones de hectáreas de bosque que ha sido reemplazado, principalmente, por agricultura y pastizales para ganadería.
Brasil quedó a la cabeza, con mayor cantidad de hectáreas deforestadas para la agricultura y pastizales. Amazonía con más de 700 millones de hectáreas y una de las más grandes diversidades en flora y fauna en el planeta ha perdido casi 22 millones de hectáreas de bosque en 20 años. La cifra es mayor a la pérdida que vivió ese territorio durante los siglos de colonialismo europeo, cuando perdió menos del 8%.
Esta pérdida de bosque generó la emisión de 21.4 gigatoneladas de dióxido de carbono, influyendo en el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI), una de las principales causas del calentamiento global.
Si bien la región amazónica tiene la pérdida en hectáreas más grande en comparación con los otros biomas estudiados, aún conserva más del 80 % de su vegetación natural. En cambio, El Cerrado —sabana tropical de 191 millones de hectáreas, ubicada en territorios de Bolivia, Paraguay y, principalmente Brasil, en donde ocupa el 22 % del territorio— ha perdido el 21 % de su bosque natural en 36 años, desde 1985 hasta el 2021. En cifras, esto representa 27.9 millones de hectáreas.
La depredación de El Cerrado, principalmente por el monocultivo de la soya, ha transformado las condiciones climáticas de Brasil. El Gran Chaco, como también es conocido, es el bosque seco tropical más grande del mundo al ocupar 110 millones de hectáreas en Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia. La reducción del 10.6 % de su bosque generó la emisión de 3.8 gigatoneladas métricas de dióxido de carbono.
En el caso del bioma Pampa, la situación es crítica pues perdió casi la mitad de sus pastizales naturales por cuenta de monocultivos y la selvicultura. Además, en este territorio compartido por Argentina, Uruguay y Brasil, apenas el 0.5 % del bioma hace parte de áreas protegidas. En 20 años este territorio ha perdido 8.5 millones de hectáreas, causando la emisión de 700 toneladas métricas de dióxido de carbono (MtCO2).
El Bosque Atlántico es considerado por los científicos como un “punto caliente” por la gran depredación para pastizales, agricultura, plantaciones forestales y ciudades que realiza el hombre. El bioma tiene 130 millones de hectáreas que van desde la costa atlántica de Brasil hasta el noreste de Argentina y el este de Paraguay. Dentro de este territorio habitan cerca de 148 millones de personas y se encuentran grandes ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo.
El estudio reveló que en 36 años, la Mata Atlántica, como también es conocido, perdió 6,6 millones de hectáreas y generó 3 gigatoneladas métricas de dióxido de carbono. Es decir, perdió el 11,3 % de su territorio con vegetación secundaria.
En 20 años de estudio, del 2000 al 2019, los científicos determinaron la pérdida del 4.6 % de la vegetación nativa de América del Sur, es decir, 55 millones de hectáreas.
Entre las principales causas de la deforestación en América del Sur están la transformación de los bosques en zonas agrícolas principalmente para soya y palma aceitera, y la transformación de bosques en campos ganaderos para producir carne es otro de los impulsores de la deforestación en la región, sobre todo en Bolivia, Paraguay y Argentina.
Los expertos señalan que la forma más eficiente de conservar los bosques es declararlos área de protección y asegurar las tierras indígenas, pues está demostrado que cuidan el territorio eficientemente.