Editorial del Programa ECOS del día 19 de Octubre de 2024
¿Podríamos sobrevivir a una guerra nuclear?
Muy buenas… En el horizonte nuclear se ciernen nubarrones con amenazas que vienen de todas direcciones: las amenazas nucleares de Rusia en su guerra contra Ucrania, la construcción de cientos de silos de misiles nucleares por parte de China, las pruebas de misiles de Corea del Norte, la continua competencia nuclear entre India y Pakistán y el impulso de Irán hacia la capacidad de fabricar armas nucleares. Al mismo tiempo, las tecnologías en evolución, desde los misiles hipersónicos hasta la inteligencia artificial, están tensando los equilibrios militares y pueden estar volviéndolos más inestables. El riesgo de una guerra nuclear no ha sido tan alto desde la Crisis de los Misiles de Cuba.
Los acuerdos de moderación nuclear pretendían mitigar estos riesgos. Pero es posible que estos acuerdos ya no sirvan a ningún propósito. No hay conversaciones en curso sobre restricciones de armas. El mundo podría enfrentar pronto una competencia armamentística desenfrenada por primera vez en más de cinco décadas. El tratado de prohibición de armas nucleares hoy está en vigor, pero.… ningún estado con armas nucleares lo ha firmado.
¿Qué pasa si sumamos enormes cantidades de combustible nuclear reconvertido en armas, las nuevas tecnologías, los sistemas espaciales, la inteligencia artificial, el fanatismo religioso, el fanatismo político, la intolerancia humana y el terrorismo?
Matthew Bunn se preguntaba en la revista Science si acaso es posible sobrevivir a un holocausto nuclear? Y daba algunas apreciaciones:
Un holocausto nuclear se refiere a un escenario en el que se desencadena una guerra nuclear a gran escala, resultando en la detonación de múltiples armas nucleares sobre diversas regiones del mundo. Estas explosiones no solo causarían destrucción masiva y pérdida inmediata de vidas, sino que también generarían efectos secundarios devastadores, como la lluvia radiactiva y el invierno nuclear. La onda expansiva de una explosión inicial destruiría estructuras en un radio de varios kilómetros, matando a millones de personas.
La liberación de energía en forma de calor es tan intensa que puede achicharrar todo a grandes distancias. Si el arma se detona en altura, el pulso electromagnético destruiría los sistemas electrónicos y las redes eléctricas en un área enorme. Y claro, la radiación ionizante puede causar enfermedades graves y la muerte en cuestión de días o semanas, haciéndolo inhabitable el territorio durante cientos de años. Los vientos y la lluvia radiactiva ayudarían a desparramar radiactividad por toda la atmósfera, y no olvidemos el invierno nuclear, toneladas de polvo y ceniza obstruyendo la luz del sol, enfriando el planeta. ¿Se puede sobrevivir a un holocausto nuclear? las probabilidades son extremadamente bajas.
Todo esto está enfrentando la humanidad jugando con estas armas, muchas alimentadas con elementos que se obtienen a partir de centrales nucleares.
El mapa hoy muestra varios puntos críticos. Para pensarlo.