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Editorial del Programa ECOS del día 3 de Mayo de 2025

 

Suelo sano, suelo bueno

 

 

 

Hoy vamos a hablar del mar, de las olas de calor, y del suelo. Y ya que hablaremos del suelo, quería recordar el trabajo de la Universidad de Cornell sobre que las prácticas de cultivo orgánico mantienen la salud del suelo a largo plazo. Este informe sostenía y demostraba que las prácticas y plantaciones de agricultura orgánica anteriores pueden tener resultados duraderos para la salud del suelo, las malezas y el rendimiento de los cultivos en el futuro. Este estudio fue publicado en la revista Agriculture Systems y también analizó cómo los componentes específicos de la salud del suelo, como la abundancia y la actividad de los insectos, hongos, artrópodos y la estabilidad del suelo, afectan la productividad de los cultivos. Todas esas criaturas diminutas que viven en el suelo, juegan un papel fundamental en la salud del suelo y la productividad de los cultivos, pues descomponen la basura de los cultivos mientras afectan indirectamente a las comunidades microbianas en el suelo.
Hasta dicen que la medición de invertebrados del suelo puede ser como un termómetro para conocer la salud del suelo.
Los investigadores sostienen que más que ir a medir nutrientes o agregar fertilizantes químicos hay que optimizar esos procesos bióticos en el suelo y centrarse más en las mediciones bióticas.
Las prácticas agrícolas insostenibles están agotando los suelos de actividades biológicas y nutrientes, lo que genera una preocupación generalizada sobre la capacidad de los agricultores de producir suficientes alimentos para mantenerse al día con el crecimiento de la población mundial.
En 2005, los investigadores comenzaron el Experimento de Sistemas de Cultivo de Granos Orgánicos Cornell en una granja de investigación de Cornell en Aurora, Nueva York. El experimento comparó cuatro sistemas de cultivo que variaban en la entrada de fertilizantes, prácticas de labranza y control de malezas. Luego, en junio de 2017, todo el sitio, incluidos los callejones entre parcelas, fue arado y sembrado con sorgo sudangrass, para comprender los efectos a largo plazo de las prácticas de gestión anteriores. Para septiembre de ese año, los investigadores estaban reuniendo datos sobre cosas como la abundancia de invertebrados del suelo, la estructura de la comunidad y la biomasa de hierba.
El estudio destaca los cambios en las poblaciones de malezas, las propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo y la productividad de los cultivos después de 12 años de diferentes tipos de cultivos orgánicos y prácticas de manejo del suelo. Y encontraron que los aportes de nutrientes pasados, la cantidad de suelos que se habían alterado, el manejo de malezas y el cultivo anterior produjeron efectos duraderos.
También observaron los callejones entre parcelas, donde la salud del suelo era muy buena debido a la falta de alteración del suelo. Eso condujo a una gran diversidad de invertebrados del suelo.
Si bien la ciencia “moderna” le informa a los agricultores los niveles adecuados de nutrientes necesarios para los cultivos, los resultados de los modelos revelaron que la producción de cultivos está limitada por factores como la actividad microbiana y se demostró que los invertebrados del suelo juegan un papel importante estimulando la actividad microbiana en los suelos.