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Editorial del Programa ECOS del día 16 de Noviembre de 2024

 

Hablarle a las plantas

 

 

¿Cuantas veces le hablamos a las plantas? Al menos yo lo hago… pero ¿Pueden oír? Nos cuentan los amigos de NCYT Amazings que durante décadas, la idea de que las plantas son receptivas a los sonidos, la música e incluso al habla humana ha capturado la curiosidad de científicos y entusiastas de la jardinería. Mientras que algunos afirman que hablarles a las plantas o tocar música puede mejorar su crecimiento, otros consideran esto un mito sin base científica. Sin embargo, investigaciones recientes están comenzando a revelar que, aunque las plantas no "oyen" en el sentido convencional, sí pueden percibir y reaccionar a vibraciones sonoras.
Aunque las plantas carecen de los órganos auditivos que poseen los animales, como los oídos, la investigación ha demostrado que las plantas pueden detectar vibraciones en su entorno. Las ondas sonoras son esencialmente vibraciones que se propagan a través del aire, el agua o el suelo, y las plantas, con sus estructuras celulares especializadas, son capaces de percibir estas vibraciones.
Un estudio destacado publicado en 2014 por investigadores de la Universidad de Missouri encontró que las plantas de Arabidopsis thaliana (un pariente cercano de la mostaza) podían percibir el sonido de las vibraciones de orugas masticando sus hojas. Cuando las plantas "escuchaban" estas vibraciones, respondían aumentando su producción de químicos defensivos para protegerse del ataque de los insectos. Este descubrimiento fue una de las primeras evidencias sólidas de que las plantas pueden percibir el sonido y reaccionar de manera significativa.
Las plantas no "escuchan" de la misma manera que los seres humanos o los animales, ya que no tienen oídos ni sistemas nerviosos. Sin embargo, las vibraciones sonoras pueden generar respuestas fisiológicas en ellas. La clave está en las estructuras mecánicas y moleculares de las células vegetales. Las vibraciones causadas por el sonido pueden ser detectadas por los mecanorreceptores de las plantas, estructuras celulares que responden a estímulos físicos, como el movimiento o la presión.
Estas vibraciones pueden alterar el comportamiento de las membranas celulares y desencadenar reacciones bioquímicas en las plantas. Por ejemplo, pueden influir en la apertura y cierre de estomas (poros en las hojas) o en la producción de hormonas como el ácido abscísico, que juega un papel crucial en la respuesta al estrés. Esto sugiere que las plantas pueden "sentir" su entorno de manera mucho más compleja de lo que se creía.
La pregunta de si la música puede influir en el crecimiento de las plantas ha sido el centro de varios experimentos desde mediados del siglo XX. Algunos jardineros y científicos afirman que ciertos géneros musicales pueden estimular el desarrollo de las plantas, mientras que otros pueden ser perjudiciales. Pero ¿qué dice la ciencia?
Uno de los estudios más conocidos en este ámbito fue realizado en 1973 por Dorothy Retallack, autora del libro The Sound of Music and Plants. En su experimento, expuso a varias plantas a diferentes tipos de música. Según Retallack, las plantas que fueron expuestas a música clásica mostraron un crecimiento más vigoroso, mientras que aquellas que escucharon música de rock duro parecían marchitarse. Sin embargo, aunque su experimento generó mucho interés, no ha sido replicado de manera consistente con rigor científico.
Por otro lado, un estudio realizado en Corea del Sur en 2007 mostró que la música podía influir en la expresión genética de las plantas. Los investigadores descubrieron que ciertas frecuencias musicales promovían la activación de genes relacionados con el crecimiento y la respuesta al estrés. Sin embargo, estos resultados son preliminares y no hay consenso científico sobre si la música tiene un impacto universal y reproducible en el crecimiento de las plantas.
Otra creencia popular es que hablarle a las plantas puede ayudarlas a crecer mejor. La Royal Horticultural Society, en un estudio de 2009, intentó investigar esta afirmación. Durante un experimento de un mes, los investigadores grabaron a diferentes personas leyendo textos y luego expusieron a varias plantas de tomate a estas grabaciones. Los resultados mostraron que las plantas que "escuchaban" las voces humanas crecían un poco más rápido que las plantas que no lo hacían, con una diferencia notable en las plantas que escuchaban voces femeninas.
Aunque este estudio llamó la atención, los científicos creen que la razón detrás de este crecimiento no tiene que ver tanto con la voz humana en sí, sino más bien con las vibraciones producidas por el sonido. Las vibraciones podrían estar estimulando el movimiento de fluidos dentro de las plantas o afectando la actividad celular de manera similar a las ondas sonoras de otros orígenes.
Algunos experimentos sugieren que las plantas podrían ser más receptivas a sonidos de baja frecuencia, como los generados por la música clásica o el canto de los pájaros, en comparación con sonidos de alta frecuencia o ruidosos, como los de la música rock o el ruido urbano. Un estudio realizado en China en 2014 encontró que las plantas de arroz expuestas a vibraciones de baja frecuencia mostraban un aumento en la producción de ciertas proteínas importantes para su crecimiento, mientras que las vibraciones de alta frecuencia no mostraban efectos positivos.
Aunque hay algunos indicios de que las plantas pueden responder a las vibraciones y al sonido de manera que influya en su crecimiento, es importante aclarar que no existen pruebas definitivas de que la música o el habla humana tengan un impacto significativo o consistente en su desarrollo. Lo que sí está claro es que las plantas son organismos mucho más complejos de lo que se pensaba, y su capacidad para percibir su entorno incluye la detección de estímulos mecánicos y vibracionales. Como sea, yo pienso seguir hablándole a mis plantitas…